Ser paciente no es lo mío, pues me puede la angustia de saber que está pasando, no puedo dejar de recordar el rostro de susto de Tania, tengo la sensación de que mis malestares tienen mucho que ver con ella, pero no sé a la final de que mismo se tratara. A la final mi amigo estaba de regreso al consultorio, tenia una cara de sorprendido, a la vez una sonrisa de picardía: -Ya di de una buena vez que averiguaste, quita esa cara, por favor. -Raúl, eres amargado, así nunca te casaras -Quien te dijo a ti que a mí me interesa casarme. -No pues, pensé que algún momento dejarías esa soltería, no sé, formar una familia con una bonita mujer y cosas así. -Tus sermones ahorita no los necesito, dime que averiguaste de Tania. -Te diré, pero primero me dices porque razón quieres saber de lo que le