Me despertaba sintiéndome en el más cálido abrazo que estaba empezando a adorar. Levantarme con Sergio es usualmente una experiencia increíble que toda mujer debería tener el placer de sentir en su vida. Era como estar en una paz interminable. Me levantaba sintiéndome mas liviana que hace unos días atrás escuchando afuera como si el mundo se estuviera acabándose. Unos insultos que eran inimaginables para el área donde vivíamos seguidos de unos sonidos de que algo se rompía. Por curiosidad me levante y me asome por la ventana de la habitación de Sergio solo levantando un poco la cortina para ver a Robert golpeando la puerta de su auto maldiciendo mientras hablaba por telefono. —¡Como que no la encuentran! ¡Maldita sea! ¡MIERDA TODOS USTEDES! ¡SON TAN INUTILES QUE ME CAGARIA EN TODOS USTEDE