Aquella mañana de aquel viernes me levantaba algo extraña ¿Por qué? Porque saldríamos de la ciudad de california. La noche anterior Derek tuvo que esconder mi teléfono pues a pesar de la rabia que sentía después de salir de la escuela de esgrima estaba nerviosa con ganas de llamar a Robert. Sentía que si hablaba con Robert podríamos resolver todo con terapia de pareja o incluso con curso para la ira. Sentía que podia hacer funcionar mi matrimonio, se que podia. Derek tuvo que casi amarrarme en la cama de la habitación de invitados para que me calmara. Sabía que estaba mal, sabía que era una tonta ¿Pero que podia hacer para poder salvar este matrimonio? Intentaba negociar conmigo misma de que lo que paso era un simple error, que Robert nunca me volvería a hacer daño. Llámenme tonta, llámenm