Iker salió detrás de Gabrielle dejando a Irina sola con su odio y sus celos.
Irina furiosa por no poder controlarlo como quería empezó a golpear el espejo y no paró verlo roto y hasta ver su reflejo con manchas de sangre en los cristales partidos. Entonces buscó dentro de su ramo de flores un pequeño teléfono móvil que había dejado allí en caso de emergencia o tener que anticipar sus planes de venganza contra su hermana, e hizo una breve llamada a Begoña. La orden fue clara, su amiga debía encontrar a Gabrielle antes que lo hiciera Iker y dar su escarmiento por igualada y ofrecida por meterse en la cama de Iker.
Fuera de aquella mansión donde tanto había sufrido su madre, Gabrielle se llevó las manos al pecho. Le costaba respirar y lejos de la mirada del duque se rompió a llorar. Era de
