-Me estás poniendo nerviosa. -dijo Gabrielle estirando las manos hacia adelante para no chocar con nada, mientras que el duque le tapaba los ojos guiándola al lugar donde había preparado una sorpresa que nunca llegaría a olvidar, y tal vez hacer de ese día uno de los más felices de su vida. Con expectación los empleados presenciaban como el duque llevaba su ansiosa esposa hasta la biblioteca. Babe estaba emocionada por su niña, Gabrielle se veía radiante. Solo le daba pena que Julia no estuviese allí para presenciar lo mismo, pues toda la familia del duque ya se había marchado para seguir con sus vidas y obligaciones, pero se fueron con la promesa de volver pronto. El corazón de Gabrielle latía a mil por hora a cada paso que daba, pero siendo posible o no, esos latidos aumentaron el rit