Capitulo 54. Amelia, cada mañana desde muy temprano, alimenta las gallinas, conejos, cerdos, camina por un largo espacio, dónde hay flores, de distintos colores hasta llegar al granero, ahí esta su caballo amigo, qué un día se había perdido, Pegaso; Se acerca a él, acaricia su lomo, la rutina diaria, es conversar con él caballo. — ¿Cómo, estás? amigo —Preguntó Amelia, quién había cuidado a Natacha, cuándo estaba embarazada. —Extraño, a mi sobrina preferida, qué no daría, por qué estuviera viva, una parte de mí murió, dejó huellas un vacío extremo, en esta casa. El caballo, parecía saber lo qué ella, decía se movía de un lado a otro. —Amigo pegaso, ¿Entiendes, porqué estoy triste? Más qué mi sobrina, era una hija, podría haber ayudado. Amelia, llegó al salón de living comedor, recib