—De nada cielo, pero recuerda que yo tengo que trabajar mucho, por eso casi no voy a ningún lado. — la niña frunció el ceño al oírla. Santiago solo no dejaba de verla. —Porque mi papá estuvo muy enfermo y mi abuelo ya está muy mayor, así que yo trabajo por ellos para que puedan cuidarse. —Eres la mejor — Emily la abrazó muy fuerte y ella no pudo evitar sonreír con el corazón lleno de ternura, Santiago carraspeo para poder pasar el nudo que tenía en la garganta, ¿se estaba volviendo loco? Estaba deseando a Luciana como nunca lo había hecho con ninguna mujer. —Emy, ¿Para qué fuiste a buscarme? — Necesitaba pensar en otra cosa, su hija lo miró a los ojos, en ese momento se odio así mismo, tenía sus pequeños ojos rojos por el llanto. —Pará decirte que quería que comiéramos los tres jun