El beso cada vez se iba haciendo más profundo, más intenso, Santiago la deseaba como un loco y ella no era indiferente a lo que en ese momento sentía y quería, sus manos pasaban del cabello de Santiago a sus brazos y luego a su pecho, y eso lo estaba poniendo fuera de sí. Santiago usó toda su fuerza de voluntad y se separó de ella, tenía sus manos en los hombros femeninos, ambos se miraban a los ojos y respirando con dificultad. —Sí sigues besándome de esa manera no voy a poder detenerme Luciana, es demasiado poderoso lo que siento y el deseo que tengo por ti. — Luciana tenía años de no estar con alguien, después de la muerte de Diego solo había estado con un hombre y fue estando borracha y por culpa de Irina que la había llevado ahí y la había dejado sola, por eso simplemente ya no salí