Luciana y Santiago salieron de la casa de la playa con una gran sonrisa y la felicidad plena corriendo por sus venas, Emily ni siquiera había molestado en una llamada, lo que le hacía sospechar a Luciana que la pequeña sabía de la hermosa sorpresa que su padre le había preparado preparado. No podía creer que estuviera comprometida, cuando meses atrás ella no estaba dispuesta abrir su corazón, no quería volver a perder a alguien que amaba, recordarlo hizo que su corazón latiera muy deprisa, y Santiago lo notó, no había dejado de verla, desde que el chófer había arrancado, por su rostro habían pasado muchas emociones. —¿Qué pasa cariño? — ella se giró a mirarlo. —No podría soportar que algo te pase, quiero que me prometas que siempre estarás bien Santiago, a ti no puedo perderte — él sup