En la mañana siguiente parecía que había una fiesta en la habitación privada de Mika en el hospital. Megumi llegaba con el pequeño George en sus brazos, y todos exclamaron felices al conocerlo. Sakura y Yoko fueron las primeras en acercarse al pequeño mestizo de ojos rasgados y del color del cielo cuando está a punto de romper a llover. George era tan hermoso y tierno que era inevitable que llamara la atención y jalara todas las miradas hacia él. Además, su buen temperamento permitía que extraños para el pequeño se le acerquen y parecía que gozaba de un sexto sentido que le alertaba sobre el corazón de quienes querían conocerlo, ya que no dudó en aceptar los brazos de sus tías. Con mucho cuidado por la condición de Mika, George fue puesto en su regazo. El pequeño miraba sonriendo a la enfe
