Capitulo 02 Reviviendo Recuerdos

1936 Words
- ¡Daniel! - Exclama Victoria una vez se levanta desde donde se encontraba sentada. - Hola, ¿cómo estás? - dice con una sonrisa en su boca mientras se acerca a él con los brazos abiertos. - Victoria... - Murmura en respuesta, claramente descolocado por su presencia, una visita para nada esperada como solía ser cada vez que aparecía. La última vez que ella estuvo ahí fue hace poco más de 5 meses. Ni excusa hubo para verlo, solo fue, como suele hacer. Aún era verano y vestía una polera con tirantes morada, sin sostén, un pantalón corto color blanco y hawaianas. Sin tapujos se duchó, la voz no le tembló para pedirle el baño a Daniel, siempre lo provocaba, dejó la puerta abierta y se vistió frente a él, al querer darse vuelta para no mirarla, su respuesta fue "no es nada que ya no hayas visto", pasó media hora más abrazándolo y se fue. Sin duda es un golpe anímico saber que él se derrite por ella cada vez que lo desea. Esta vez las circunstancias no eran muy distintas, así que cuando lo abrazó con afecto, él no hizo más que abrazarla y sentir su cuerpo en sus brazos, el calor de aquella mujer que tan fuerte marco su vida. Una vez que ingresan a la casa, en la sala, Victoria se sienta cómodamente, mira a Daniel que la observa a la distancia en el umbral de la cocina, una mirada penetrante la de ambos, se estudian en silencio hasta que ella le pregunta: - Y... ¿cómo estás? - Dice mientras saca con los pies sus zapatos de taco alto. - Bien ¿y tú? - Responde observándola subir los pies descalzos en el sillón. - Bien... ¿y que ha sido de tu vida? ¿Cómo va el restaurante? -  Dice con una ligera sonrisa marcada en sus labios pintados rojizos. - Bien, marcha a paso firme por suerte, ¿y tú? - La dinámica de la conversación tiene algo de infantil, ambos lo notan, es un juego. - Bien por suerte - Tras decir esto ella se acomoda en el sillón jugando con sus generosas piernas, se estira y con la sonrisa más marcada, lo mira seductoramente. Daniel, evidentemente nervioso, desvía la mirada y le ofrece un café, el cuál ella acepta al mismo tiempo en el que cruza sus piernas con una sonrisa de autosatisfacción, celebrando una pequeña victoria, sabe exactamente lo hermosa que es y no duda en sacarse partido frente al hombre que estuvo tanto tiempo enamorado de ella, y que por las señales que le da, sigue estándolo. - Toma - Le dijo Daniel mientras le acercaba una taza de café. Pasa por un lado y evita sentarse en el sillón de tres cuerpos en el que se encontraba su ex pareja, en cambio elige el que se encontraba a la cabeza de ella, intentando que ella se sentara bien en el sillón y así lograr dejar de verle las piernas. Al ver que ella no lo hace y sigue recostada sobre el sillón, con los pies arriba, bebe un sorbo y tras dejar a un lado su taza, la mira y pregunta sin titubear - ¿Qué te trae por acá? - Pues quería verte, ¿necesito una excusa para verte? - Victoria era directa, igual que él, una de las razones por las que se habían llevado tan bien años atrás. - No, claro que no, solo que no esperaba verte por acá. - Responde él sin dejar de sentir la extraña sensación que ya hace un buen rato viene sintiendo. Pasan los minutos y comienzan a dejar la tención de un comienzo, Victoria se coloca lo más cómoda que le es posible en el sillón, juega con sus pies descalzos sobre el brazo del sillón sin preocuparse de que su falda se subiera exponiendo aún más sus muslos, una brutal tentación para Daniel que aprovechando que estaba lejos de la visual de ella, no dejaba de mirarle las piernas, si hubiera cerrado los ojos las imágenes hubieran aparecido solas, de él recorriendo sus piernas con besos y caricias, pero no los cerraba porque sabía al lugar que su mente quería llevarlo. Pasa una hora y buscando distraerse de aquella situación, Daniel va en busca de su Notebook, una manera también de hacerle notar a Victoria que ella no era lo que llamaba su atención, aunque ella fuera la única mujer en lograr ponerlo nervioso, una vez vuelve con el computador que mantenía en un mueble afuera de su habitación, se sienta en el mismo sillón y lo conecta a internet. - ¿Qué haces? - Le pregunta Victoria viendo como comenzaba a dejar de ser el centro de atención. - Sólo veo si se descargaron las películas que tenía en Torrent. - ¿Qué películas estas descargando? - Le pregunta ella al tiempo en que baja sus piernas del sillón, levantándose y acercándose a él, se sienta en el brazo del sillón dónde estaba Daniel e intenta ver que es lo que tenía Daniel en el computador. - ¿50-50? - Pregunta al ver la pantalla del notebook. - ¿Es una porno? - Vuelve a pregunta inclinándose sobre él. - No, es una película normal - Responde él sintiendo el cuerpo de ella cargándose sobre él, estaba tan cerca que podía sentir aquel aroma tan característico de Victoria, comenzaba a embriagarse de esa deliciosa fragancia cuando reacciona e intenta concentrarse en lo que veía en el computador. - Es acerca de un tipo al cual le diagnostican cáncer y tiene 50% de posibilidades de vivir... - Daniel -  Exclama ella sin dejarse de apoyar en él. - Dime – Responde nervioso al escuchar su nombre en su voz. - Mírame - Le pide ella con una voz suave y sensual. - Espera - Responde él, buscando retrasar lo que aquella extraña sensación que tiene desde que la vio en su puerta le decía que sucedería. - Daniel - Insiste ella, esta vez llevando su mano a la barbilla de él, forzándolo con determinación a volver la cara. - Mírame - Murmura una vez más, y esta vez él la mira, allí, próximos como hace mucho no estaban, se miran, sintiendo una cercanía peligrosa que lejos de incomodarles, los hacia querer acercarse más, y ella lo haría, acerca sus labios a los de él y lo besa con una calidez que ya le era familiar a Daniel, una calidez que sólo había encontrado en los labios de Victoria, pero no duraría mucho, aquella calidez es solo el preámbulo hacia algo que ambos desean con todo su ser. Es ella quien lleva las riendas del momento, lo sabe y lo disfruta, su ego no podría estar más alto al ver como aquel hombre se vuelve a derretir por ella una vez más, y así lo sigue besando, introduciendo la lengua a la mezcla, suavemente Daniel se hecha hacia atrás y corresponde cada uno de los besos que ella le da. A los besos se comienzan a sumar las caricias, así como ella sabía cómo besarlo, él sabía cómo acariciarla, no eran dos extraños buscando placer propio, eran dos personas que tenían un pasado en común y que sabían exactamente qué es lo que le gustaba al otro, y ese sendero seguían, el de complacer al otro con la confianza que el otro haría lo mismo. Daniel la acaricia con suavidad, desliza primero sus dedos por sus brazos, lleva otra mano a la nuca de Victoria y con cuidado la comienza a masajear, al mismo tiempo la mano que acariciaba los brazos desciende a las piernas y comienza a recorrer cada centímetro de piel expuesto en el minuto, los besos no cesan y en el momento exacto Daniel da el paso para convertir esos besos y caricias en algo más. Ella lo desea, y él la desea a ella, y así su mano no encuentra resistencia al incursionar bajo la falda de Victoria, acariciando con cariño los muslos internos, encontrado un tesoro húmedo que evidenciaba las consecuencias de cada uno de los besos y caricias que se habían dado. - Fóllame - Le susurra ella al ver como él ya había notado lo excitada que estaba. - Esa es mi intención - Le responde él, mirándola a los ojos con aquella penetrante mirada que solo Daniel tenía. Ambos se ponen de pie, y él la vuelve a besar, luego se agacha y la carga en sus brazos haciendo alarde de su fuerza y excelente estado físico, sin dejar de besarla la carga a su habitación y la deja con delicadeza sobre su cama, allí la comienza a desnudar a su antojo, ahora era él quien comenzaba a tomar las riendas de la situación y era exactamente lo que ella quería. Una vez queda completamente desnuda y expuesta a lo que él deseara hacer con ella en su cama, lo mira con ojos risueños, comenzando a sentir los lazos del placer que la envolvían y no la dejarían hasta que Daniel la hiciera alcanzar el orgasmo. - Fóllame - Repite una vez más ella, ansiosa por lo que sabe que vendría. Daniel ya desnudo comienza a masajear sus pies con cuidado, subiendo con delicadeza a sus tobillos, tocando la piel donde debe, rosando la piel donde debe, besando la piel donde debe, lamiendo la piel donde debe y como solo él sabe. Sus besos rápidamente alcanzan los muslos, su lengua comienza a rosar la piel de Victoria en aquellos deliciosos muslos internos, se retrasa a propósito, extendiendo la tortura que significaba tenerlo ahí sin que llegue a aquel tesoro húmedo que tanto placer podía dar. La caprichosa tortura termina anunciada por el comienzo de unos exquisitos gemidos que incentivan a Daniel a ir un paso más allá, y el daría aquel paso. La penetra con fuerza quebrando la armonía que sostenía con aquellas delicadas caricias que tanto la hizo disfrutar, pero era el momento justo y ella lo sabe, así solo se deja llevar por la intensidad que él impone, goza cada embestida que la lleva por eternos parajes de placer y mientras él, enfocado también en sus pechos, embiste, ella llega a un intenso orgasmo que la hace gemir entre una respiración agitada, y Daniel, como si hubiera estado esperándola a ella, se deja desplomar por el orgasmo. Separan sus cansados cuerpos y allí, bajo las sábanas, él se queda acariciando el cuerpo desnudo del que considera el amor de su vida, desea preguntar por qué paso lo que pasó, pero prefiere dejar las preguntas a un lado y simplemente disfrutar el momento. Durante estos dos años y medios nunca habían habido recaídas, solo besos, pensó que esto sería diferente, así deseaba que fuera. Comenzaba el sol a iluminar el interior de la casa cuando Daniel comienza a despertar, se demora en abrir los ojos, medio dormido estira su brazo para terminar encontrando media cama vacía, se levanta de inmediato y llama a Victoria por la casa, hasta llegar a la sala, dónde encuentra una nota firmada por ella: "Daniel: Gracias por lo de anoche, de verdad sabes cómo hacer sentir bien a una mujer. Lamento haberme ido temprano, pero tenía asuntos pendientes. Tome algunas cosas, pero te las devolveré. Un abrazo, cuídate." Daniel frunce el ceño. Se siente un idiota nuevamente, volvió a caer como las veces anteriores. Cerró los ojos y rasgó la nota en pedazos. Las lanzó a un basurero y comenzó a aclarar su mente solo para agregar otra pregunta a lista que tenía en mente, ¿Qué se llevó?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD