"Aunque inconsciente y cínico,
sin importarle lo que ella puede sentir,
comienza con su juego
¿Qué más puede pedir?"
~~~~~~~~~~~~
Capítulo 2
Edward sonrió al ver a Sarah, quien hablaba de manera animada con la jefa.
Todos la habían acogido bien y la hacían sentir parte del grupo, a pesar de que ella se notara tímida a veces y haya admitido más de una vez sentirse fuera de lugar.
Él no quería que ella se sintiera de esa forma, quería hacer algo para demostrar que todos la querían, que era bienvenida y que podía incluirlo a él también en ese grupo.
Estuvo un tiempo pensando qué hacer, metiéndose en conversaciones, tratando de hablar con ella, quien comenzó a soltarse un poco más... excepto con él.
Con él seguía reacia a entrar en confianza y ya se estaba comenzando a frustrar.
Se acercó a ella cuando se encontraba hablando con los chicos, para escuchar la conversación e intentar que hablara de nuevo con él y no lo mirase con aprehensión.
—Y creo que debería volver al gym —decía Sarah con una mueca— Me hace falta, la verdad
—Pues si quieres nos vamos juntos —intervino él con una sonrisa— También me hace falta y sería interesante verte en ropa de ejercicios . De seguro te ves más que bien
Ésta le dirigió una mirada torva, y no fue la única que lo hizo.
—Tenía que ser Kermit —comentó Mauricio, rodando los ojos— ¿Qué no puedes dejar de ser así?
—¿Y por qué lo haría? —Edward lo miró burlón— A todos les gusta que sea así
—Sigue creyendo —Arianna lo miró frunciendo el ceño— Sólo tú te crees que tus insinuaciones tontas le hacen efecto, pero ya ves que ni siquiera le agradas
—Igual a como te agrado a ti, mi amor —dijo él en tono socarrón, tratando de acariciar su mejilla
Los tres se enfrascaron en una discusión que a Sarah no hizo más que causarle molestia. En verdad le había parecido que el comentario estaba fuera de lugar, pero no dijo nada al respecto y pronto se despidió de todos, alegando estar muy ocupada.
Edaward lo notó y se fue detrás de ella para sacarle conversación.
—Oye, Sarah
—¿Qué quieres? —lo miró alzando una ceja
—¿Siempre eres tan simpática? —rio él, divertido
—Sólo cuando no desayuno bien —replicó— Ahora habla rápido que ya tengo que irme
—Creo que me debes una canción —sonrió él— ¿Cuándo piensas pagar?
—¿Disculpa? —Sarah frunció el ceño— ¿De qué hablas?
—No te hagas la loca, va —la miró burlón— Dijiste que ibas a cantar y estoy esperando a escuchar tu voz. Seguramente es muy linda.
—¿Siempre eres así? —comentó ella pensativa
—¿Así cómo?
—Tan pesado y burlón
—¿En serio piensas eso de mi? —sonrió cínico— Pues la verdad sólo lo soy con las mujeres realmente lindas
Sarah rodó los ojos y sacudió la cabeza. No pensaba seguir esa absurda conversación, por lo que dio media vuelta para irse.
—Oye, ¿y mi canción? —la detuvo él
—No será para hoy —se encogió de hombros y dio otro paso
—Espera
—Harás que llegue más tarde —rodó los ojos de nuevo— ¿Se te ofrece algo más, tú... tú, chico latoso?
Edward reprimió una sonrisa. Su actitud arisca se le antojaba muy divertida.
—No entiendo por qué no te grabas mi nombre —señaló
—Tal vez porque no me importa —respondió ella con una sonrisa simulada
—¿Estás segura? —retó Edward
—Muy —replicó ella
Y esquivándolo, se alejó a paso firme y sin voltear ni una sola vez.
Edward sacudió la cabeza, pero sonrió abiertamente. Parecía un caso difícil pero no se iba a amilanar por eso. Sabía que tenía que ser más insistente y estaba más que dispuesto a hacerlo por la encantadora Sarah.