PERVIRTIENDO AL CHICO TIERNO

*DOS*

—Otra bolsa— digo respirando pausadamente

—¿Otra vez? — pregunta mi mamá mientras busca otra bolsa y me la pasa— Toma

Cojo la bolsa y devuelvo todo lo que he comido en mis 18 años de vida. Y no exagero.

—¡Mamá cambiemos! — lloriquea Megan a mi lado

—¡No, tú te quedas ahí y ayuda a tu hermana envés de estarte quejando! — la regaña mi papá y si no fuera porque tengo la cabeza metida entre una bolsa me estaría riendo.

—Trata de dormir— me dice dulcemente mamá

Ella es dulce... cuando quiere.

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—Alice, despierta nos varamos— dice mi mamá sobándome la frente y depositando un tierno beso en mi mejilla

Se los dije, ella es dulce... cuando quiere.

—¡Tengo una raya, nadie se mueva! — grita Megan viendo su celular y alzándolo a la altura de su cabeza

—¿Eso no es una estación de servicio? — pregunto señalando un punto a lo lejos

—Si, eso parece— dice mamá viendo hacia donde señalo

—Vayan las dos y busquen a alguien que nos eche una mano— dice mi padre señalándonos a Megan y a mi

Ruedo los ojos y comienzo a caminar rumbo a la estación de servicio. Ya cuando estamos un poco lejos, escucho a mamá gritar:

—¡Traten de no matarse!

Sonrío con maldad. Que buena idea mamá. Que buena idea. Pienso y miro a Megan de reojo.

—¿Qué?

—Nada, solo que tienes un barrito gigante en la nariz— miento

—¡¿Que?!— dice mirándose desesperadamente la nariz

—Nada, tu solo sigue caminando— digo empujándola por la espalda

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—¿Hola? ¿Hay alguien aquí? — digo entrando a la estación

—Hola— dice un chico alto, de cabello oscuro y ojos verdes. Guapo no lo puedo negar.

Megan me pega un puño discretamente y me susurra al oído:

—Es mío, perra

¿Cómo es posible que ella me pueda decir "perra" y yo a ella no "rubia hueca"? La vida no es justa.

—Hola— dice Megan arreglándose su rubiamente teñida cabellera— ¿Podrías ayudarnos? El carro de nuestro padre se varó a unos metros de aquí

—Claro— dice el chico sonriendo amablemente

Salimos de la estación y caminamos hacia el carro de nuestro padre, Megan se la pasó colgada del brazo del chico, parecía un bolso. En fin, el chico nos ayudó y pudimos continuar con nuestro viaje.

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—Alice, llegamos al internado— dice mamá

Me despierto de golpe. ¿Cómo así? ¿Ya me van a dejar aquí tirada?

—¿Al internado?

—Si, decidimos con tu padre que mientras más te acostumbres más estarás a gusto con tu nuevo hogar— dice mi mamá sonriendo inocentemente

—Pero, yo creí que... iba a ir a nuestra nueva casa— respondo desilusionada

—Lo harás, pero el fin de semana— dice mi padre— ahora baja

Tal y como me dijo papá bajé y saqué mis maletas del baúl. Me acerco a la ventana y les digo:

—Podrían decirme...— digo, pero me interrumpen

—Adiós, cariño— dicen los dos al unísono mientras que Megan me saca la lengua y parten dejando una nube de polvo a su paso

—Yo también los extrañaré— digo con sarcasmo y comienzo a arrastrar las maletas hacia mi "nuevo hogar"

No es tan feo como imaginé, por lo menos no hay murciélagos, truenos y relámpagos.

Hay tres edificios gigantes con grandes ventanales, uno de ellos es más grande que los otros dos. Supongo que esos dos son los dormitorios y el grande las aulas de clase.

—Buenas noches— digo a la secretaria que parece más una chica playboy que una secretaria. Alta, rubia, pechos abundantes y ojos oscuros.

—Buenas noches, tú debes ser Alice Grey ¿verdad? — pregunta agitando sus pestañas

—Si, soy yo— afirmo

—Esta es tu habitación— dice entregándome una llave con un número grabado en ella “669” ¿Destino o pura coincidencia? —Tendrás que compartirla con un chico.

—¿Con un chico? Pensé que eso no estaba permitido

—Tuvimos que hacer una excepción, ya no teníamos más cupo

—Ahhh está bien...— digo y espero a que me diga su nombre

—María— dice extendiendo su mano la cual yo tomo— Cualquier inquietud puedes venir cuando quieras— dice sonriendo

—Gracias— digo y salgo de allí casi corriendo, la verdad estoy súper cansada, solo quiero llegar y acostarme

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Llevo horas buscando mi habitación y ¿saben qué? ¡No la encuentro! Miro mi reloj desesperadamente las 6:47 pm. ¡Oh! solo han sido 7 minutos, suelo exagerar un poco las cosas.

"660"

¡Estoy cerca!

"661"

"662"

"663"

"664"

"665"

"666"

"667"

"668"

¡"669"! «Bingo»

Golpeo un par de veces y escucho a alguien acercarse. Mi futuro compañero de cuarto, espero que nos llevemos bien.