A las dos de la tarde y ya completamente listos, salimos de la casa rumbo al garaje donde tomamos uno de los autos y conduzco hasta el hospital donde mi esposa está por recibir turno. Cuando llegamos al hospital observo los hombros que a enviado Donato para cuidar a Chiara. Son los mejores, fueron entrenados conmigo por uno de los mejores agentes, asesino y mercenario del mundo. - ¿vendrás por mí en la mañana? – pregunta besándome y yo la observo enarcando una ceja. - Por supuesto – digo besándola – cualquier cosa que necesites me avisas. - Por supuesto esposo mío – responde ella mordiendo suavemente mi labio. Bajamos del auto y la acompaño al interior de la clínica donde me despido de ella sabiendo que está a salvo. Rápidamente vuelvo a la mansi