Abrí los ojos mirando a mi alrededor asustada. No reconocía aquella habitación. Mire la cama en la que me encontraba acostada, ¡Era la habitación de un hospital! Me dolía la cabeza. - Hija ¡Despertaste! - exclamó mi padre tomando mi mano con fuerza, observé que tenía conectadas unas delgadas mangueras de medicamento a mi mano. - ¿Qué paso? - pregunté confundida. - Un tipo ebrio te choco – dijo mi padre enfadado. - Y tu ibas a exceso de velocidad – completó mi madre mientras se acercaba cruzada de manos. Estaba confundida, no recordaba mucho de lo que había pasado solo recuerdo las luces del auto que se estrelló con la puerta de mi auto, más bien el de mamá, sentí que algo se me retorció en mi interior, el auto de mamá debió haber quedado hecho trizas. En su mirada se