EPILOGO. Gabriela suspiró mientras se levantaba, le echo una mirada al reloj de su mesita y comprobó qué eran las 3:35 de la madrugada. Su pequeña tenía hambre o en otro de los casos necesitaba un cambió de pañal y justamente le tocaba a ella cambiar a la pequeña Zoé con un año. Al menos cambiar a la bebé la distraía de qué Kris no estaba en casa, ¿Por qué? su trabajo le demandaba mucha atención. Ser dueño de una gran empresa era difícil. Y sí sumamos qué tenía muchas más en su poder era el doblé o triple de cansado, Gabriela había llegado a la habitación de su pequeña quién lloraba y reclama atención por tener hambre, cuándo su madre la tomó en brazos el llanto había disminuido un poco, pero seguía ahí. Las mejillas de Zoé estaban rosas y sus ojitos estaban abiertos con lágrimas en esto
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