Después de hacerla suya en la ducha, Alejandro observó cómo se ponía un pijama, no era de los que tenía él en el armario para las chicas que iban, "debía ser suyo", pensó, abrió el armario y estaba intacto, ¿No le habría dicho Marta que podía usar esa ropa?, eran vestidos sensuales y caros, ¿Cuánto tiempo iba a seguir fingiendo Ángela?, tarde o temprano seguro sucumbía a los lujos y mostraba su verdadera naturaleza, seguía convencido de ello. Ángela estaba aún en una nube, hacía solo un par de horas que había perdido la virginidad, le había costado mucho perder el miedo a los hombres, pero gracias a Manuel, su antiguo jefe, había descubierto que había hombres buenos, intentaba odiar a Alejandro por lo que hacía, pagar a mujeres para humillarlas, se preguntó si tal vez era sadomasoquista y