“La pornografía es el intento de insultar y ensuciar al sexo.”
—D.H. Lawrence—
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—Chicas, realmente están muy desactualizadas, estamos en la era digital, las r************* están en su mejor momento, porque preocuparse de un solo hombre cuando hay miles alla afuera.
—Me parece que comprendo tu punto, Dona, pero no estoy interesada, soy una mujer casada.
—Perdona lo que diré, pero eres una mujer aburridamente casada, lo que propongo es que si no funciona lo que tienes solo déjalo ir y disfruta de tu cuerpo, tienes linda silueta.
Ante la mirada lujuriosa que me transmitía y su comentario, preferí ignorarla y seguir con mi trabajo.
—Vayámonos Kelly, tal parece que importunamos.
—No lo creo, quizás fue lo que dijiste, como decir semejante comentario.
—Solo me parece que todas merecemos ser queridas, apreciadas y que no den un buen servicio en la cama, de lo contrario nada funciona.
Aunque su argumento me molestaba, lo último retumbo en mi cabeza ya que desde hace algunas semanas no sabía lo que era ser tocada por Fabricio, de no ser porque sabía darme placer por mi cuenta no sé cómo manejaría la situación, en ese pensamiento lo que había enfatizado del asunto grupal me llevo a meditarlo con detenimiento. ¿De qué podía tratarse exactamente?
Inquieta y pensativa si era correcto preguntar, escuchaba la voz de Kelly.
—Como no nos acompañaste ayer, te corresponde ir hoy, Abba, a donde iremos también será noche de chicas y con ello las bebidas son cortesía del lugar.
En vista de que le observaba sin responder ya que aún pensaba si sería prudente preguntar por esa duda que me inquietaba, Kelly insistía si la había escuchado.
—Si Kelly, escuche, pero no estoy segura de acompañarlas.
—¿Porque? Si es por Excel habla con él, de seguro te dará la noche al saber lo ocurrido…
—Tal parece que de nuevo veo a mis dos empleadas charlando sobre temas que no competen al corporativo, ¿o me equivoco?—indicaba Excel, el cual se hacía presente como en ocasiones suele suceder.
—No se equivoca señor King, y tomare en cuenta su comentario.
—Eso espero, Abba, en cinco minutos estaré aguardando por ti en la oficina, debemos coordinar algunos proyectos pendientes.
Tras la partida de nuestro director, Dona refirió un comentario sobre él, uno que no podía concebir por el título que posee.
—Que afortunada, si el jefe me brindara esa importancia no lo dudaría dos veces para estar con él, en la oficina… y en todo el lugar.
—Dona, me parece que tu comentario no es correcto, además, Excel es nuestro jefe y yo estoy casada.
—No digo que no lo estés o que dejes a tu esposo por él, solo una aventura, ya sabes… para desahogarte y que te hagan sentir mujer, es todo.
Con semejante argumento y haberse relamido los labios como si le hubiese placido la idea se retiró a su puesto de trabajo junto a Kelly.
No sabría que ocurría conmigo y porque le daba importancia a sus palabras, yo, alguien profesional y de bases sólidas. Evitando generarle mayor cabida a esa conversación asi como a esa propuesta que había dicho Kelly sobre acudir al bar esa noche, en ello recordaba que debía dirigirme a la oficina de Excel.
Encaminándome a dicho lugar, continuaba meditando que era eso exactamente que necesitaba, que hacía falta en mi vida, lo tenía todo o eso creía…
En medio de mi trabajo de nuevo aparecía Jeremy, quien traía consigo una sonrisa que reflejaba que al parecer había encontrado algo divertido en su jornada.
—Como sabrás estoy ocupado, justo redacto un informe que tenía pendiente, debo terminarlo o…
—Eso puede esperar, vine porque quiero que entiendas que como esposos aburridos que somos hay maneras de pasarla bien, por supuesto sin que nuestras esposas se enteren.
—¿De que hablas?
—Ay no, ¿me dirás que eres novato en esto? Fabricio, eres un excelente profesional, atractivo y luces bien a pesar de que no te ejercitas, me dirás que otras mujeres no te miran o querrán hacer algo más que eso.
—Si… quizás, pero eso no me interesa, Abba…
—Abba, Abba, Abba, no más con eso, anoche recibiste la primera alarma, la primera señal de que según ella no haces las cosas bien. ¿Qué esperas para divertirte?
En vista de que seguía sin comprender a que se refería con exactitud, detuve mi trabajo y puse atención a lo que proseguiría comentando.
—A lo que me refiero es que hay muchas opciones para los hombres asi como para las mujeres y mientras tú discutes con tu esposa otra te puede tratar bien.
—¿Me estás diciendo que deje a Abba por una prostituta?
—Para empezar no tienes que dejarla y en segundo lugar ya ese término no se usa, muchas chicas brindan sus servicios sin ser prostitutas, solo admira esto—lo que señalaba a través de la pantalla de su teléfono era un vídeo de contenido para adulto, mismo que reflejaba a una joven introduciendo en su sexo en diversas ocasiones una especie de artefacto s****l a su vez que gemía y reflejaba como se degustaba con la práctica , pese a que no suelo ser asiduo a admirar ese tipo de contenido al poco tiempo aparte su teléfono.
—No necesito de eso, tengo una vida que me agrada. Además, no entiendo cómo puedes ver eso, estas casado.
—Exacto, pero no ciego, y si mi esposa no quiere complacerme pues encontrare mi placer por mi cuenta.
—No me parece correcto, te imaginas que lo sepa.
—No, no lo imagino, además, si ella lo hiciera no la culparía.
—No comprendo cómo lo tomas con naturalidad, afortunadamente Abba jamás lo haría, no se prestaría para eso y mucho menos estaría con alguien más.
En medio de esa conversación que se convertía en una especie de artimaña para envolver a Fabricio a tener otras experiencias, Abba se encontraba reunida con Excel, el cual aún no concebía como estaba en el corporativo cuando había accedido en dar el día libre para ella.
—Perdona, sé que fuiste partidario de que no viniera hoy, pero no podía quedarme en el departamento, no después de lo de anoche.
—Abba, no hace falta que me comentes sobre eso…
—No pasó nada y lamento decírtelo porque eres el director y…—su mano sobre la suya asi como ese argumento que profería la dejaba sin saber cómo reaccionar.
—Recuerda que somos amigos, solo que desde tu apreciación eso es imposible. Te escuchare tanto como desees.
A pesar de los años que le conocía al estar trabajando en el corporativo no veía prudente tener un trato de esa índole, no deseaba que hubiera una mala interpretación de parte del equipo de trabajo o de el mismo, por esa razón no me parecía correcto tenerlo presente.
—Abba, somos adultos, solo ten confianza en mí, inclusive en muchas ocasiones te he indicado que no me llames señor King, para ti soy Excel, sin formalidades.
—Quiero evitar malas interpretaciones, es eso—respondí mientras de a poco alejaba mi mano de la suya.