—Abba, ¿estás bien? Pareciera que lo que acabo de decir no lo tomaste de buena manera. —No… no es eso, es solo que…—a poco de referir mi respuesta, Dona aparecía en mi oficina sin ni siquiera tener la cortesía de tocar a la puerta. —¿Interrumpo? —No Dona, solo hablábamos de un tema de trabajo—refirió Kelly, ocultando a través de esa mentira lo que había dicho hace poco. Confundida de porque Kelly mentía, la presencia de Dona se acentuó hacia mi sin ningún disimulo. —Vine a invitarte a almorzar, Excel quiere que hablemos de un asunto. —¿Solo ustedes tres? ¿Qué hay del resto del departamento?—inquiría Kelly como si le incomodara que no estuviese incluida. La visión que reflejaba sobre ella era extraña, a tal punto que se retiraba sin volver a pronunciar palabra. Encontrándonos a sol