Lo que había ocurrido no paraba de recordarlo de camino a casa, jamás había sido tratada de esa manera, esa en la que no sabría que me agradaría como lo hacía el hecho de recordar cada toqueteo, succión y penetración que había recibido y ejercido. Ante ese pensamiento tocaba mis labios, aun no creía que habían sido para algo más que besar, en los once años de matrimonio Fabricio no ha tenido la osadía de que haga ese tipo de cosas con su sexo, algo que desde mi perspectiva podría definirlo como vulgar y exquisito. A pesar de solo haber conocido una breve descripción de lo que trata paraíso me bastaba para tomar mi decisión y de esa manera hacérsela saber a Dona al día siguiente. No pretendía demorar en mi decisión, en especial si lo que haría sería follar sin límites, habito que ansiab