El Chat

917 Words
“Eres la persona perfecta, en la distancia equivocada.” Anónimo Ariadna está sentada en su cama, con las piernas cruzadas en posición budista, toma su laptop y googlea la página, un tanto ansiosa. No pensó jamás, que debería meterse en esos App para buscar parejas; pero, aquello iba más allá del simple hecho de encontrar a un buen prospecto, con el cual, tener una cita y follar. Realmente, ella solo necesitaba conocer a un hombre que le garantizara, cumplir su sueño. Vio diferentes perfiles de los solteros que buscaban una relación a distancia. Hombres con rostros casi perfectos. Se pregunta a sí misma ¿Cómo un hombre tan apuesto y sensual, recurría a un sitio de esos, para buscar relaciones “serias”? Mas, la pregunta se viró hacia ella y supuso que tal vez, por las mismas razones que ella estaba allí, buscando a alguien por conveniencia. Leyó algunos nombres: “Darío, 37 Montreal, Canadá” “Jorge, 21 Key West, Florida” siguió buscando hasta que encontró dos opciones “Akran, 25 New York, EEUU” y “Lebrón, Ámsterdam, 30 NY”. Los dos últimos parecían ser los que cubrían mejor, sus expectativas. Envía la solicitud, aguarda tronándose los dedos con impaciencia. Finalmente, uno de ellos responde. Es Akran, 25. —Hola ¿Cómo te llamas? —le pregunta a la hermosa chica del perfil, cuyo usuario es Ari. —Ariadna. As-salamu alaikum! —responde ella. —Wa-alaikum as-salam —devuelve el saludo, complacido de aquella actitud tan especial, de parte de su primer contacto ese mes. —¿A qué te dedicas, Akran? —Soy Ceo de una empresa de publicidad ¿y tú? —Oye que bien, estoy graduada hace poco en Mercadotecnia. —Super, entonces tenemos dos cosas en común, te gusta el árabe y mi empresa se maneja con marketing. Justo en ese instante, responde Lebrón a su solicitud. En un primer momento, ella conversa simultáneamente con ambos, pero Lebron, muestra ser algo impaciente cuando ella tarda en reresponderle. A pesar de apenas haber cumplido 21, ella es muy perspicaz y no puede correr el riesgo de establecer una relación con alguien que pueda ser un psicópata o un serial Killer. Por lo que inmediatamente lo descarta. Akran por el contrario, es un hombre más tranquilo y comprensivo, además de ser excesivamente apuesto. Por lo que todas las tardes, conversa con él. Como toda conversación a distancia, los hombres quieren ver siempre más. Esa tarde le pide algunas fotos. —¿Me envías algunas fotos tuyas? Para ella, aquello resulta un poco irrespetuoso, por lo que antes de contestarle, le envía un mensaje a Lucía, su mejor amiga, quien tiene un doctorado de relaciones en App. —Me pide unas fotos ¿Qué hago? —Envía cualquier foto normalita, de esas que tienes con nosotras en la universidad, así verá que eres una chica seria. Nada de nudes. Eso es casi que al mes de chat. Sino creerá que eres de esas que solo buscan follar una noche y chulearlos, ¡vale! —¡Vale! Busca en su galería algunas fotos y se las envía. Akran se sorprende de ver lo atractiva que, es a pesar de ser muy sencilla y sobre todo inteligente. Cualquier otra habría enviado fotos en la playa para que él viera sus cualidades físicas y provocar conversaciones Hot. —Ariadna es diferente —murmura en voz baja. Aquella chica, le agrada. Incluso más de lo que creyó. Sale del chat y se ocupa de su trabajo, aunque le cuesta un poco concentrarse, la imagen de Ariadna sonriendo, lo tiene cautivo. Tocan a la puerta de su oficina: —¡Adelante! —Akran responde. —Buenas tardes Sr. Alnajjar, le traje algunos documentos que ameritan de su aprobación —Gabriela, su asistente, se inclina exageradamente sobre en escritorio, dejando ver la curva que separa sus exhuberantes pechos. Le entrega la carpeta. —Gracias, Gabriela. —responde él, evitando mirarla fijamente; a pesar de que es una mujer muy hermosa, no es el tipo de mujer que a él gusta. Ella sonríe, sale de la oficina, mostrando su sensualidad al caminar. Akran sonríe, moviendo su cabeza de lado a lado en desaprobación a la actitud insistente de Gabriela de querer seducirlo, desde que él llegó a la empresa hace dos años, la pelirroja no deja de insinuarse cada vez que puede. Tocan por segunda vez a su puerta, sonríe y le vuelve a dar aprobación para que entre. Levanta la cabeza risueño: —¿Qué necesitas ahora, Gab… —deja la frase inconclusa, su rostro se transfigura de inmediato al ver frente a él a Rahim Alnajjar, su padre. —¿Así recibes a tu padre, Akran? —le pregunta, extendiendo sus brazos para darle un abrazo a su hijo. Akran se levanta para saludarlo. Le besa la frente: —As-salamu alaikum! Su relación dista mucho, de ser la mejor entre padre e hijo, mucho menos después que Rahim, se separó de su madre para casarse con su asistente, veinte años menor que él. Quizás por ello, su rechazo hacia Gabriela. Aunque para él, lo que realmente le desconcierta, no es la edad o la posición de social de Sarah, sino la forma en que trata a su madre y lo trepadora que es. Sabe que aquella mujer, antes de casarse con su padre, intentó seducirlo a él; inclusive, está seguro que Abdullah, su hermano menor y ella, se entienden a escondidas de Rahim.
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