“La razón se compone de verdades que hay que decir y verdades que hay que callar.”
Conde de Rivarol
Después del almuerzo, Akran fue a dejar a Ariadna en casa de su madre, para luego regresar a la empresa.
Cuando abrió la puerta de su oficina se encontró con su padre sentado en su silla.
—¿Qué haces aquí, padre? —pregunta con cierta hostilidad.
—¡Estás llegando tarde! —señala su reloj de pulsera.
—¿Tengo que rendirte cuentas por ello? ¿De cuando acá eso te importa?
—Desde que comenzaste a recibir pago por tu trabajo. Sigo siendo el dueño de la empresa aunque te guste o no.
—Pronto seré tu socio. No lo olvides.
—Para eso aún falta mucho. ¿Crees que por haberte casado, recibirás el dinero? La cláusula dice claramente que será una vez cumplido el año de matrimonio. Y por los vientos
