Le sonrío con ternura a la tierna niña, que suelta una risita cubriéndose los labios. Quien la viera ahora, no se imaginaria que hasta hace unos minutos tenía las vías respiratorias muy inflamadas. - Papá lloró un poquito – me dice entre risas, burlándose del gran hombre intimidante. La verdad que entiendo lo que la hace reír, ver a alguien como Fez llorar debe ser gracioso. Pero no puedo acompañarla en eso porque el motivo de su llanto no fue un chiste. - Eres una niña muy cruel – acaricio sus risos castaños. - Fue solo un poquitico – niego varias veces. Esta niña no aprende y volvió a hacerse con un frasco de mantequilla de maní. Cuando vi llegar a Fez con ella tan hinchada, realmente fue alarmante, por fortuna ya está bien. Pero temo que alguna vez que vuelva a jugar de ese modo, no
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