—Estás loca. —No lo estoy. —Lo estas. —Conozco bastante bien de lo que estoy hablando. —Helena, no estás gorda. ¿Cómo pudo llegar un simple pedido de apagar la luz a este debate sobre mi cuerpo? Me arrodille en la cama y el hizo lo mismo. No pienso dejar que me vea desnuda con la luz encendida. Las cicatrices en mi estómago no son bonitas y no quiero que él las vea. —Yo no dije que lo estaba. Yo dije que no quiero que me veas desnuda porque tengo varias cosas que no están en su lugar. El embarazo no me dejo igual a lo que era antes, Alex. Ahora apaga la luz si quieres que me quite la ropa y hagamos... Eso. —Primero, la que me trajo a la cama eres tú. Segundo ¿eso? Vamos, Hel, ¿todavía te da vergüenza decirlo, después de todas las cosas que hicimos? —Una sonrisa juguetona apareció e