Adela, apenas ve a Demian ingresar a la oficina se tensa... Estaba relajada, el té estaba excelente y lo necesitaba porque el viento en esa zona daba con todo... Hasta, incluso, había sacado un libro de su cartera para ponerse al día y disfrutar un poco de aquella tan deseada soledad. rápidamente cuando lo vio cerró el libro con fuerza, perdiendo la página señalizada en la que se había quedado. Ella alza su barbilla mirándolo. El rubio la mira de arriba abajo, esboza una sonrisa de costado y se dirige a Fred que esta en la mesa redonda tomando un café y leyendo el diario. —¡Buenos días, Demian!— Saluda el colorado con una amplia sonrisa. Demian toma asiento en la silla que tenía enfrente y le asiente con la cabeza a modo de saludo. —¿Se sabe algo del cargamento?— Pregunta. Fred