Demian llega al lado de su custodio, le golpea el hombro haciéndole una seña con la cabeza para que se meta adentro. Los arboles y palmeras que tiene en su propiedad se mueven efusivamente, no había estado equivocado la tormenta iba a ser un complemento de la noche... De todos modos, estaba más acostumbrado a esa clase de climas, cuándo se encontraban en la isla Baja su vista al pequeño bulto, ya bastante mojado, del suelo, y le coloca la bata sobre sus hombros con delicadeza apretando sus hombros... —Adela— La llama. Quiere qué sepa que se trata de él. Ella no dice ni una palabra, incluso ni siquiera se mueve, se mantiene quieta y estática en su lugar observando a un mismo punto fijo... Él suspira y se coloca a su lado en cuclillas... —Necesito que entres...— Pide mirándola. Su