Dos días después… — Tengo que ir a organizar algunas cosas y saber que demonios paso en la clínica – dijo Konstabntin en voz baja ya que era muy temprano. — Está bien, yo me quedaré con ella – afirmó Alina. — No le quites el ojo de encima, esto no debe llegar a oídos de mayores, nadie debe saber que mi madre está aquí. — Amor – tomó sus manos – Estará bien, yo no la dejaré sola, estaremos bien. — Lo siento, es que todo esto… — Hey, mírame – acaricio su mejilla – Estaré bien con mi suegra – Konstantin se tenso – Y si la loca aparece, sabre cómo actuar, puedes irte. — Está bien – le sonrió – Gracias por hacer esto. — Te amo – susurro sonriéndole – Nada me pasara, ahora – acomodo su corbata – Quiero que te vayas de aquí o patear tu culo fuera de mi casa. — Creí que era nuestra casa.