Eyra terminaba de hacer una pasta con una salsa especial mientras miraba cada tanto a Konstantin que estaba en su terraza hablado por teléfono con alguien, hacía demasiados ademanes, parecía estar furioso y a veces se calmaba, no entendía qué pasaba, en sí no entendía nada de lo que pasaba en ese día. Sacó una botella de vino y cuando volvió a dirigir su mirada hacia Konstantin ya estaba con él en la cocina. — Huele delicioso eso – sonrió Konstantin y le pareció increíble lo relajado que estaba cuando hace unos segundos se veía estresado – No debiste hacer la cena, podíamos ordenar algo – dijo, llevando una de sus manos a la mejilla de la rubia. — Quería prepararte algo – sonrió Eyra, disfrutando el roce. — Me encanta – susurró revolviendole el cabello provocándole una risita – Excelent