Sergio. Salimos riendo y acomodándonos la ropa del establo, le fuí a mostrar un caballo y terminé aplastándola contra la pared y lo mas profundo que podía dentro de ella, mierda que me vuelve loco esta mujer, a veces pienso y llego a la conclusión de que es un sueño o algo pasajero, pero luego analizo bien y llevo meses enamorado de ella que creo jamás dejarla, me puedo pasar horas mirándola en donde cada minuto encuentro un atributo mas que me gusta, esa sonrisa con el brillo en los ojos me pone loco, hago y digo cualquier estupidez con tal de que se ría y me muestre esa cara de felicidad que antes de que nos vengamos para el pueblo no la tenia, ya no están mas las ojeras y los ojos tristes. —Morena. —queda seria y me giro riendo hacia Guillermo que está con una cara de perro terrible—.