Capítulo 15 — Juntos

1509 Words
Con un montón de preguntas rodando por la cabeza sobre su exesposa, Nicole, Walter llegó a su oficina para sorprenderse nuevamente al encontrarse con su novia, Tabitha. — Tabitha, ¿qué haces aquí? — Preguntó Walter extrañado y algo incómodo, pues no le gustaba que nadie entrara en su oficina sin su consentimiento. — ¿Tabitha? No me llames así… — Ella elevó una ceja. — Sabes que odio que me llames por mi nombre, sobre todo cuando estamos solos… — Tabitha se acercó, abrazándolo. — Para ti, soy cariño, cielo o mi amor. — Si, lo sé, cariño, lo lamento… — Contestó Walter, apartándose del abrazo de su novia con mucha delicadeza, para luego sostenerse el puente de la nariz como si tuviera malestar. — Es que ando con algo de migraña, no estoy de muy buen humor, además, tú nunca te levantas tan temprano, me sorprendiste… — Walter levantó la vista con curiosidad. — Entonces, no me has dicho ¿qué haces por aquí a estas horas? — ¿Te molesta? Es que la verdad, estaba ansiosa por verte… — Contestó Tabitha con un puchero. — Te fuiste está mañana sin siquiera darme un beso de despedida. — Ella caminó sensualmente por la oficina, para sentarse sobre el escritorio de Walter de manera sugestiva. — No… Escucha cariño, lo lamento mucho, pero este no es un buen momento, no he empezado bien el día y tengo mucho por hacer. — Explicó Walter, mostrándose repentinamente muy serio. — Ah, sí… Escuche algo en el piso de abajo… — Murmuró Tabitha cruzándose de piernas y mostrando una expresión de desagrado, ¿Walter la estaba rechazando? Eso no pintaba bien. — Hoy empezaba a trabajar tu exesposa, ¿no es así? — Así es… ¿Qué escuchaste? — Walter dio un paso al frente con evidente interés. — Algo sobre qué estuviste discutiendo con esa mujer y bueno… Creo que no quedaste muy bien parado… Cariño. — Comentó Tabitha con una expresión de inocencia, como si no supiera lo que decía. Walter arrugó el entrecejo. — ¿Qué quieres decir…? — Cariño, yo te aconsejaría que saques a esa mujer de esta empresa lo más pronto posible, yo estoy segura de que te va a traer muchos problemas… — Tabitha se bajó del escritorio para acercarse nuevamente a Walter, tomando su corbata para juguetear. — Sabes cómo es esa mujer, es una manipuladora, una falsa con dos caras, no creo que tenga buenas intenciones al querer trabajar aquí… Seguro solo quiere estar en esta empresa para perjudicarte de alguna manera, ella solo está dolida por el divorcio. — Sí, quizás… — Walter se quedó pensativo, pues lo que Tabitha decía, concordaba perfectamente con la actitud insolente que le mostró Nicole hacía tan solo un rato. — Pero… No puedo hacerlo así nada más, no puedo simplemente sacarla de la empresa… — Comentó Walter recordando las amenazas de Nicole. — Lo sé, cariño, pero para eso estoy aquí, soy tu novia y tu futura esposa y estoy para apoyarte… — Tabitha acarició el rostro de Walter con la palma de su mano, mirándolo con adoración. — Ella nunca ha trabajado y parece creer que es muy fácil llegar exigiendo un puesto que no se ha ganado… Escucha, solo tienes que sobrecargarla de tareas y ponerle plazos límites muy cortos, exígele diez veces más que a otros empleados y ya verás que no lo aguanta, ella misma renunciará por voluntad propia y no la volverás a ver, así no nos molestará más. — Susurró Tabitha muy cerca del oído de Walter. * Un empleado llegó, tal como Walter había dicho, pero traía consigo una enorme columna de carpetas y archivos. El joven tuvo que ir y venir varias veces, dejando en la oficina cajas con más papeles, manuales, estadísticas, grabaciones de campañas anteriores, próximos lanzamientos, tendencias y nuevos diseños, paletas de colores, un montón de información que Nicole debía procesar. Luego, llegó el equipo y parecía ser una broma, era un grupo de cuatro pasantes sin experiencia, ¿se suponía que ella tenía que enseñarles su trabajo en su primer día? Nicole trató de ser amable con los jóvenes, aunque por dentro ardía en rabia e indignación, ella entendió de inmediato la estrategia de Walter, parecía que su exesposo no pensaba ponérsela nada fácil. Además de todo, Walter envío una lista de tareas por cumplir con unos plazos ridículamente cercanos, supuestamente eso se debía a que pronto habría nuevos lanzamientos, pero Nicole sabía muy bien que él solo pretendía presionarla. Así que luego de las presentaciones, Nicole se puso a trabajar y con la ayuda de los pasantes, por lo menos lograron organizar el montón de papeles y cajas por prioridad y por proyectos para el medio día. Y aunque su estómago ya le rugía por el hambre, en realidad Nicole no supo que hora era hasta que vio a Patrick entrando en su oficina. — ¡Hey, hola! — La puerta estaba abierta, así que Patrick solo tocó sobre el marco para llamar la atención de todos, pues había varias personas en la oficina y todos se veían bastante concentrados en lo que hacían. — ¿Patrick? — Nicole sintió como se le subieron todos los colores con solo verlo y recordar lo que sucedió la última vez. — ¿Qué…?, ¿qué haces aquí?, ¿pasó algo? — No, yo… — Patrick se acercó con una tenue sonrisa. — Es que habíamos quedado en almorzar juntos y como no salías… — Oh, lo siento… — Nicole se llevó la mano a los labios, avergonzada. — Es que… Como vez, todo esto está hecho un desastre… — Comentó señalando toda la oficina, al tiempo que los pasantes seguían acomodando en silencio, haciéndose los ciegos y sordos. — La verdad, no me había dado cuenta siquiera de qué hora era… ¡Chicos!, discúlpenme, ya pueden bajar para almorzar. — Ordenó Nicole a los pasantes con amabilidad. — ¿Y tú…?, ¿acaso piensas quedarte?, te queda poco tiempo para que termine la hora del almuerzo… — Le preguntó Patrick, confundido, viendo a los jóvenes marcharse. — No te preocupes, estaré bien… Compraré algo en la máquina de dulces y con eso tengo, aunque no lo creas… — Nicole fingió una sonrisa, al intentar sonar chistosa, pero Patrick no lo entendió. — Lo siento mucho, Patrick, tendré que dejarte plantado esta vez… Te veré más tarde, ¿está bien? Nicole se dio la media, dispuesta a enfocarse nuevamente en su trabajo, cuando Patrick la tomó de la mano, deteniéndola. Ella volteó confundida, sintiendo como se le paralizaba el corazón, solamente por sentir el toque de la mano de Patrick sobre la de ella. — ¡Nada de eso! — Voceo Patrick ceñudo. — ¿Qué…?, ¿Qué…? — Balbuceó Nicole, confundida, con su mano todavía siendo sostenida por la de él con fuerza. — Si quieres esforzarte y dar lo mejor de ti, tienes que alimentarte bien… — Explicó Patrick. — No, yo… No es necesario… Yo… — Intentó refutar Nicole, pero las palabras no le salieron, el atractivo rostro de Patrick, viéndola tan fijamente con convicción, prácticamente la dejó sin aliento. — Oye… No es una petición, es una orden… — Patrick tomó a Nicole por la barbilla con mucha delicadeza. — Soy tu novio, ¿no es así?, y como tal, quiero que mi chica siempre esté bien cuidada… — Es que… Yo… La forma en que Patrick lo dijo se sintió tan real, como si de verdad lo pensara de esa manera, ¿ellos novios?, ¿novios de verdad? Nicole quería decirle que estaba llevando su actuación muy lejos, pues no eran novios realmente, pero se sintió tan bien creérselo solo por ese instante, que no pudo refutarle nada. — Vámonos o se te hará tarde. — Patrick jaló a Nicole, llevándosela tomada de la mano hacia la salida y juntos tomaron el ascensor. Ella mantenía la vista ligeramente gacha, su mano seguía entrelazada a la de Patrick, Pero podía sentir como él deslizaba la vista hacia ella de vez en cuando de soslayo. Estaban juntos y solos en ese minúsculo espacio, había una sensación extraña entre ambos. Patrick no podía dejar de sonreír cada vez que volteaba ligeramente hacia ella, parecía avergonzada, esas redondas mejillas sonrojadas era lo más tierno que él hubiera visto jamás, claro, aparte de su sobrina. Pero lo cierto era que, Nicole cada vez le parecía a Patrick más dulce y más tierna, ella era una buena chica que solo hacía todo esto porque estaba algo herida, pero Patrick podía sentirlo, su instinto se lo decía, Nicole era una buena persona. Las puertas del ascensor se abrieron en la planta baja y justo en ese momento, ambos tuvieron el valor de mirarse directamente, encontrándose en los ojos del otro, allí se quedaron prendados por un minúsculo instante, hasta que el carraspeo de garganta de alguien, llamó la atención de ambos. Allí estaban, Walter y Tabitha, frente a ellos, luego de volver de su almuerzo juntos.
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