Capítulo 13 — El beso

1493 Words
El día lunes, muy temprano, sonó la corneta de un auto en la entrada de la casa de Nicole, ella salió extrañada, pues no recordaba haber pedido un taxi. Y su sorpresa fue muy grande cuando se encontró con Patrick vestido con un traje superelegante y conduciendo un reluciente convertible nuevo de color azul. Patrick sonreía como si se hubiera sacado la lotería, él moría de ansias por ver la expresión de Nicole ante su sorpresa, pues se suponía que él ni sabía en dónde vivía ella, así que debía ser imposible que pasara por su casa. Pero siempre era bueno mover sus contactos, investigar un poco, si Nicole le preguntaba, le inventaría cualquier excusa, como que consiguió la dirección por la teleguía o que ella se la mencionó una vez y no lo recuerda. Y aunque después de lo que sucedió con Walter y lo que ella le contó en el restaurante, Patrick solo ansiaba sorprender a Nicole para sacarle una sonrisa, él también se quedó casi tan impresionado como ella. Él detalló a Nicole con picardía, ella se veía muy hermosa esa mañana, no es que creyera que era fea, ¡para nada!, pero algo en Nicole parecía haber cambiado ahora que no tenía ese semblante triste o preocupado, había un brillo diferente en ella, ¿determinación?, ¿esperanza? Patrick no lo sabía definir bien, pero para él… Nicole definitivamente brillaba como una diva exótica. Ella usaba un maquillaje oscuro en los ojos y un labial rojo que resaltaba en su piel blanca, con su larga y oscura melena suelta en ondas. Nicole se colocó un hermoso vestido oscuro ajustado a su figura hasta la rodilla, con mangas largas y una fina cadena decorativa dorada a la altura de la cintura, la que marcaba sus exuberantes curvas, y con unos tacones oscuros, con un maletín a juego, complementaba la combinación. La verdad era que, momentáneamente, Patrick quedó con la boca abierta, Nicole era una mujer muy hermosa y ese día, lo estaba demostrando. — Qué… ¿Qué es eso? — Balbuceó Nicole, boquiabierta al ver el destellante y lujoso auto. — Soy el novio atento que tanto has estado esperando, con un carruaje digno de la dama que cortejaré… — Contestó Patrick ampliando su sonrisa, Nicole no supo qué responder. — Y vengo para llevarte al trabajo… — Él se quitó los lentes de sol para verla a los ojos. Nicole se acercó a la puerta del auto, asustada. Patrick notó que ella caminaba algo extraño, aunque supuso que quizás era por los nervios o por los tacones tan altos. — Patrick… Yo no tengo para pagar por esto… — Nicole pasó la mano por el auto sin poder dejar de mirarlo. — Yo no… — Tranquila… Es rentado y esto entra en el presupuesto que ya me pagaste. — Patrick le guiño un ojo abriéndole la puerta. ¿Para qué iba a decirle que ese lujoso auto nuevo, solo era un juguetito que había comprado para pasar las vacaciones en aquella ciudad mientras cumplía con su nuevo trabajo de gigoló busca venganza? Además, si el punto era crearles celos y envidia al imbécil del exesposo y a la amante, pues tenían que hacerlo bien, con todos los juguetes y lujos necesarios. — ¿Es en serio? — Preguntó Nicole, perpleja, al ver la puerta del auto abierta frente a ella, con ese hermoso prospecto invitándola. — Por supuesto… — Patrick le extendió su mano. — Ven, vamos a disfrutarlo. Nicole subió al auto sintiendo un pequeño nudo en la garganta, pero esta vez no era por rabia, miedo o tristeza, era por la emoción. Patrick conducía como todo un piloto, mientras ella disfrutaba del paisaje y la brisa fresca, los lentes oscuros de ambos detallaban con la luz del sol, pero entre mantener la mirada en la carretera, Patrick no podía dejar de desviar la mirada por momentos hacia Nicole. Ella sonreía plenamente, tan auténticamente feliz y plena, que eso parecía ejercer cierta satisfacción y atracción hacia él. El poco tiempo aparcaron en el estacionamiento de la empresa, llegaron un poco antes de la hora de la entrada y había poca gente en los alrededores, Nicole se tensó automáticamente al recordar lo que le esperaba. Su primer día de trabajo y su exesposo. — ¿Qué pasa? — Preguntó Patrick al notar el instantáneo cambio de semblante de ella. — ¿Algo no está bien? — No… Yo… — Nicole tragó grueso. — Estoy bien. — ¿Segura?, si hay algo que te moleste, puedes decírmelo, ahora somos un equipo… — En el mismo asiento de piloto, Patrick se quitó el cinturón de seguridad y prácticamente se giró hacia ella. Nicole inspiró profundo, aunque parecía que le costaba un poco respirar bien, ¿será por los nervios?, se preguntó Patrick. — Gracias, de verdad… — Asintió Nicole fingiendo una sonrisa. — Pero es cierto, estoy bien, solo tengo algo de nervios, es todo… Con algo de dificultad, Nicole se quitó su cinturón y se giró para tomar su maleta, la que Patrick había dejado en el asiento trasero. Fue un momento algo incómodo, ella pasó muy cerca de él, llegando incluso a sentir el aroma de su cuerpo, mientras que Patrick no se movió de su lugar, pues parecía no molestarle para nada la cercanía de ambos. Definitivamente, él era un profesional que no se intimidaba con la cercanía de una mujer, según se lo imaginaba Nicole, aunque quizás era por su aspecto y peso. Apenas tomó el maletín, Nicole se volvió para regresar a su asiento, Patrick notó como ella se había ruborizado, pero, ¿por qué? De refilón, él notó que alguien, un recién llegado, caminaba por el estacionamiento, le bastó un segundo darse cuenta de quién era. Y justo antes de que Nicole terminara de incorporarse en su asiento, justo cuando sus rostros y cuerpos volvían a estar cerca, Patrick bajó su rostro repentinamente, tomando los labios de Nicole en un beso. Ella se quedó paralizada al sentir ese cálido y suave toque, que al principio comenzó como un roce de labios y luego se encontró con la boca de Patrick succionando sus labios. Nicole no pudo retroceder, no pudo reaccionar, el rostro de Patrick estaba sobre el de ella y él mantenía los ojos cerrados, parecía disfrutarlo. En un instante, Nicole comenzó a sentir una sensación de calidez que la envolvía, al tiempo que su corazón parecía al punto del colapso, por lo que ella terminó cerrando los ojos también, dejándose llevar por la sensación que crecía dentro de ella. Y para cuando Nicole se entregó al beso, Patrick ya no solo jugueteaba superficialmente con sus labios, ahora su lengua exploraba y saboreaba la boca de Nicole desde lo más profundo, algo que ella no había experimentado antes, algo que ella jamás había sentido, por lo que no sabía muy bien que hacer. Así que, solo se dejó llevar, intentando tímidamente juguetear con la lengua de ella, tal como Patrick lo hacía, logrando que el beso se hiciera más profundo. En pocos segundos, para ambos, el ambiente en el convertible descapotado se volvió más caluroso y las respiraciones de ambos se hicieron más agitadas, de un momento a otro, Patrick ya estaba deslizando una mano por el cuello de ella y la otra bajaba a su cintura atrayéndola contra él. ¿Qué era esto?, era un beso, sí, por supuesto… Pero, había una sensación de placer y calidez que él no había sentido antes, el sabor dulzón de los labios de Nicole, parecían retenerlo preso en esos deliciosos y pulposos labios, Patrick no había saboreado algo parecido en su vida. Y el toque de inexperiencia que demostraba Nicole al corresponder al beso de Patrick, lo hacía sentirlo más tierno y apasionante, pues él podría enseñarle todo lo que ella necesitaba y solo bastaba con que ella se lo pidiera. Patrick bajó su mano, pasándola desde la cintura de Nicole, lentamente, hasta llegar a su pierna, y justo en ese momento, ella pareció tener un sobresalto, que la terminó separando repentinamente del beso. — ¿Pasa algo? — Le susurró Patrick en la cara, golpeándola con la calidez de su aroma. — No, es que… Yo… Ya tengo que irme… — Balbuceó Nicole, roja como un tomate, acomodándose el vestido en las piernas, justo por dónde Patrick la había tocado. — Se… Se me hace tarde… — Nicole apretó su maletín y bajó apresurada del auto. — ¡Que te vaya bien, mi cielo! — Voceo Patrick, haciéndole una pequeña seña a Nicole para que ella volteara. — ¡Vendré por ti para el almuerzo, así comemos juntos! — Si… Gracias. — Musitó ella. Nicole asintió viendo como Patrick encendía el auto y cuando ella volteó para la dirección en la que Patrick le había señalado, Nicole se quedó de piedra al descubrir que allí estaba Walter, su exesposo, observándola directamente y con cara de pocos amigos.
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