Capítulo 19 — Impotencia

1424 Words
¿Se podía ser tan feliz? Nicole sentía como el rápido galopar de su corazón casi le rompía el pecho de lo fuerte que latía y hacía mucho que no sentía esa felicidad tan extrema. Quizás desde… Desde aquella vez en la que su padre le anunció que se casaría con Walter. Una tenue tristeza abordó a Nicole por un pequeño instante al recordar aquel momento en el que ingenuamente se creyó la mujer más afortunada del mundo, ¡pero qué tonta fue! El sonido de una bocina la hizo reaccionar, el auto de Patrick se acercaba y aunque Nicole quería darle la sorpresa, le resultaba imposible ocultar su expresión de dicha, ella prácticamente daba pequeños saltitos de la emoción, tal como una niña pequeña. Patrick se estacionó justo frente a Nicole y se bajó apresurado del auto, pues por el brillo en los ojos de ella, él pudo deducir rápidamente lo que había sucedido. — Lo aprobaron, ¿verdad? — Preguntó Patrick, deteniéndose a unos cuantos pasos frente a Nicole. — ¡Sí, sí, sí! — Voceo Nicole lanzándose en los brazos de Patrick con un gran salto, al tiempo que las lágrimas de absoluta felicidad se acumulaban en sus ojos. — ¡Les encantó…! — Gimoteaba Nicole. — ¡Lo aprobaron! Era tanta la emoción, que ella no pensó y por primera vez no se avergonzó, solo se abalanzó sobre él de forma instintiva. Patrick la apretó con fuerza, levantándola por encima del suelo y dando un par de vueltas con Nicole en sus brazos, al tiempo que ella gritaba como una pequeña, luego él se detuvo, pero no la soltó, Patrick solo recostó el rostro sobre el cabello de Nicole, inspirando profundamente de su dulce aroma. — Felicitaciones muñeca, sabía que la lograrías, estoy muy, muy orgulloso de ti… — Gracias… — Susurró Nicole apretándolo con más fuerza. — Si no hubiera sido por ti, Patrick… — Igual lo hubieras logrado… — La interrumpió Patrick. — Te apuesto a que habrías encontrado la manera… Él podía sentir su felicidad, su calor y las lágrimas que Nicole derramaba sobre su franela, todo parecía traspasarlo, haciéndolo vibrar por dentro, como si pudiera sentir exactamente todo lo que ella sentía. Lo cual era de locos porque, Patrick ya hasta sentía ganas de llorar, de felicidad, tal como Nicole lo hacía. — Oye Patrick… — Nicole separó ligeramente el rostro del pecho de Patrick, inhalando profundo para sonreír. — ¿Sí? — Patrick le acarició una mejilla, limpiando una escurridiza lágrima. — ¿Te gustaría ir conmigo a una gran fiesta…? La fiesta de lanzamiento será este mismo sábado. — Preguntó Nicole separándose de su abrazo con cierta timidez, pues ya se había dado cuenta de lo excesivo de su cercanía a Patrick. — ¿Qué si me gustaría?, pues ya me estaba poniendo nervioso pensando que no me invitarías. — Asintió Patrick, detallando con ternura, el sonrojo en las mejillas de Nicole. * Walter veía con mala cara como Nicole sonreía y se estremecía de la emoción, mientras esperaba al idiota de su novio en la salida de la empresa. Obviamente, ella no podía verlo a él, pues estaba escondido, pero Walter no podía evitar observarla desde la distancia. Parecía que Nicole relucía, desde que había regresado de su viaje de estudios, junto a ese idiota, ella se había convertido en otra persona. Una persona que incluso logró taparle la boca ese día en la empresa, frente a todos. ¿Quién iba a creer que con tan poco plazo que él mismo le había dado, Nicole iba a crear una campaña tan brillante?, toda la junta directiva la aprobó de inmediato y Walter, no pudo refutar nada. ¿Qué había cambiado?, ¿por qué parecía que Nicole era otra? El sonido de una corneta hizo reaccionar a Walter, sacándolo de sus pensamientos, él seguía observando a Nicole desde el interior del edificio, oculto tras los cristales poralizados. Vio el lujoso convertible estacionarse frente a la empresa y como ese desagradable hombre llamado Patrick le sonrió a Nicole, mientras que ella saltaba como una pequeña, apenas lo vio. El tal Patrick se bajó del auto y Nicole… Saltó sobre ese hombre abrazándolo, al tiempo que ese sujeto la sostenía por la cintura, levantándola. «Ridículos», sopesó Walter sintiendo como su pecho se congestionaba, Walter los vio girar un par de veces mientras seguían abrazados y sonrientes, luego se soltaron, Nicole le dijo algo y después de que Patrick le abriera la puerta del auto para que Nicole subiera, Walter vio como se fueron juntos. Ella era feliz, ella sonreía le tiernamente a ese hombre, le sonreía de una forma y con un brillo que Walter nunca antes vio, ¿por qué? ¿Por qué esa desagradable sensación seguía creciendo en el interior de Walter? Él sentía como si algo lo oprimía cada vez con más fuerza en el pecho. ¿Acaso estaba celoso?, no, eso era imposible, porque para sentir celos tenía que por lo menos haber estado enamorado de Nicole y eso nunca pasó. Pero Walter no podía evitar recordar aquellos tiempos, en los que Nicole lo miraba a él, como ahora miraba a ese hombre, o como Nicole se sonrojaba con él, como ahora se sonrojaba con ese tal Patrick. ¿En qué momento sucedió…?, ¿si ella siempre le dijo a Walter que lo amaba?, ¿en qué momento dejó de amarlo para enamorarse de ese hombre?, o acaso… ¿Era mentira?, ¿ese amor que Nicole le confesaba era pura hipocresía y manipulación? Eso… Eso que Walter sentía no podía ser celos, ¡no!, eso se sentía más como impotencia, ¡sí, eso era, impotencia!, impotencia por ver tanta hipocresía, tantas veces que Nicole juró amarlo y ahora de la nada, se paseaba con ese hombre demostrando lo mentirosa que siempre fue. * — ¡Es una tramposa!, ¡una cochina tramposa!, es la única explicación… — Se quejaba Tabitha. — Es la única manera en que pudo lograrlo, le pagó a alguien o manipuló a algunos gerentes, eso tuvo que ser. — ¡No lo sé!, ¡¿bien?!, ¡y aunque así fuera, no tengo forma de probarlo! — Replicó Walter cansado de seguir escuchando las quejas de Tabitha. — ¡¿Cómo es posible, Walter?!, ¡¿cómo pudiste permitir algo como esto?!, ¡eres el jefe, el CEO, tuviste el poder para evitarlo! — Voceo Tabitha, mientras batía algunas prendas que sacaba del closet. — ¡No lo acepto!, ¡no lo acepto!, dime… ¡¿Por qué tenemos que ir?! — ¡Sí!, soy el CEO de la empresa, pero eso no significa que pueda hacer lo que se me dé la gana, hay una junta directiva… ¡Y ya te lo dije, carajo…! — Gruñó Walter al tiempo que intentaba acomodarse la corbata frente al espejo. — ¡Como el CEO…! ¡Es mi deber estar presente! — ¡¿Para qué!?, ¡¿eh?!, ¡¿para ver cómo alaban a esa mujer?!, ¡¿para que ella te restriegue su logro?! — Gritó Tabitha desde el closet, para luego caminar hacia Walter con una expresión llena de frustración, deteniéndose justo en frente de él. — O… No me digas, Walter, que… ¿Tú quieres estar ahí?, ¿quieres presenciar como se pavonea tu exesposa por conseguir su primer y seguramente único éxito?!… Walter, tú… ¿Quieres verla? Tabitha se cruzó de brazos frente a él, haciendo un puchero, como una niña pequeña, y por un instante, él solo se quedó en silencio, ceñudo, viendo a esa hermosa mujer, desnuda, perfecta, la mujer que siempre había amado, pero que ahora, comenzaba a irritarlo. ¿Tanto le estaba afectando la impotencia y frustración que le estaba causando Nicole? — No, no me interesa verla, ni mucho menos estar en esa ridícula fiesta, pero es mi deber, como CEO, así que si quieres ir, vístete, si no quieres, no te obligaré, iré yo solo. — Replicó Walter con un tono de voz hosco y amenazante, para luego terminar de ajustar su corbata y darse media vuelta, caminando hacia la salida de la habitación. Tabitha se quedó paralizada por un segundo, ¿qué él se iría solo a esa fiesta y con esa mujer allá?, por sobre su c*****r. — ¡Iré! — Voceo Tabitha antes de que Walter saliera de la habitación. — Pero no porque lo desee, lo haré solo por ti… Por ti y para no darle el gusto a esa odiosa y tramposa mujer.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD