— Muy bien, ¿qué noticias me tienes? — A primera hora Walter ya estaba en el despacho del abogado. Fue una sorpresa para el abogado recibir a su cliente tan temprano y con ese aspecto tan terrible, se veía algo moreteado, ojeroso y sobre todo malhumorado. — ¡Señor Gibson…! — Intentó saludarlo el abogado. — Dejémonos de introducciones… — Walter entró en el despacho, prácticamente ignorando la mano estirada del hombre. — Necesito respuestas y resultados, ahora mismo… El abogado asintió algo incómodo con la actitud de Walter, pero era su cliente, así que se quedó callado y se sentó tras su escritorio. — Señor Gibson, lamento tener que darle malas noticias… — Anunció el abogado acomodando papeles sobre el escritorio. — ¿Qué? — Walter arrugó el entrecejo, viéndolo fijo. — Lamento informa