- Entonces, ahora tienes a un hombre cuidando tu precioso trasero todo el tiempo – asiento a las palabras de Aaron sin despegar la vista de la pantalla. Creo que si sacrificaré un día y me tomaré la obligación de buscar una secretaria pertinente.
Esa mujer debería ser un apoyo y representa más un enemigo aprovechando su oportunidad de sabotearme.
- Sí, los reporteros están cruzando muchas líneas, la última vez recibí un gran golpe y el moretón no se borró sino al tiempo, tuve que salir cubierta en una semana terriblemente calurosa para que no salieran con el escándalo que uno de mis muchos novios me golpea – ruedo los ojos con molestia.
Me gusta tener dinero, soy fanática de las compras y las buenas marcas, en conclusión, adoro los lujos y cada día agradezco por nacer en donde lo hice, sin embargo, hay que mencionar que todo tiene sus contras. Para poder satisfacer mis grandes gastos, tengo que trabajar mucho más de lo que muchos piensan, en ocasiones puedo pasar días durmiendo poco o nada.
Ahora bien, esto no es algo que realmente me cueste porque amo mi trabajo y no veo un gran sacrificio en trasnocharme un par o más veces.
El verdadero problema reside en el acoso que recibo. Por algún motivo a las personas les encanta crear escándalos y especialmente ponerles mi nombre. Realmente no recuerdo haberles dado motivo, pero parece que solo nacer en una familia rica es suficiente para atacarme y juzgarme.
Antes era mucho más complicado, no podía evitar llorar cada que me atacaban con insultos por redes o hasta cuando caminaba en la calle, sus comentarios podían llegar a ser muy ofensivos. Solo era una adolescente saliendo al mundo; afortunadamente pude aprender de estas debilidades, aprendí a rodearme de las personas correctas y dejé de leer los comentarios de desconocidos.
Como dice mi madre, ellos están llenos de rencor injustificado, no hay motivo alguno para deprimirme por lo que digan esas personas que creen conocerme cuando en realidad ignoran que pasa en mi vida. Durante un tiempo logré estar tranquila con esa creencia, después de todo tiene razón, no puedo hacer nada por ellos si me lanzan odio sin razón.
Pero, también existen las personas que sobrepasan un límite, y ese fue allanar mi casa, además de atacarme en la calle.
- Lo recuerdo, estoy feliz de que por fin hayas contratado a alguien – sonrío cuando siento los brazos de mi querido amigo rodearme desde atrás. Él me causa tanta ternura, sus muestras de cariño siempre serán bien recibidas y en ocasiones hasta necesarias.
Aaron es lo más parecido a un dulce vivo que existe, es el hombre más tierno del mundo y quien ha estado conmigo desde niños; se podría decir que fue la primera persona que no me falló y por quien me arriesgue una última vez antes de convertirme en alguien desagradable. Desde temprana edad he experimentado lo que se siente que se acerquen a mí buscando algo a cambio y que él no lo haya hecho fue un gran alivio pues era lo único que me quedaba.
Fue el primero en demostrarme que no todos en este medio están podridos y que existen las buenas personas en las que se pueden confiar. Lo amo y no me imagino llevar esta empresa o cualquier otra cosa sin él.
- ¿Y cómo es? – estoy por responderle, pero alguien toca la puerta, lo que me hace rodar los ojos. Recuerdo haberle dicho a esa mujer que estaría en una reunión con Aaron y que no quería que nadie me interrumpiera.
- ¿Sí?
- Señorita Harlow, soy Gallagher – ah, justo hablando del diablo y él que se asoma.
- Pasa – indico en voz alta – ya lo vas a conocer – le susurro a mi socio y mejor amigo, quien parece, por algún motivo, emocionado al conocer al hombre que, a partir de ahora, y si no lo arruina, se encargará de mi seguridad.
El hombre entra, viéndose tan apetecible como esta mañana en ese traje cuya corbata muero por quitar y una mirada tan filosa que me hace pensar que me odia.
- Lamento interrumpir – comenta algo despectivo pasando la mirada de mis ojos, subiendo por los brazos que me rodean desde atrás, y terminando en mi casi hermano a mis espaldas. No necesito leer la mente para saber que se está haciendo ideas que no son, pero su trabajo no es saber si me acuesto con alguien o no en mi oficina.
Bueno, en realidad, él es una persona con la que compartiré mucho tiempo y cuyo deber es cuidar de mí, lo que significa que debería saber a quienes frecuento, por lo que lo mejor sería aclarar mis verdaderas relaciones con cada persona que compone mi círculo de confianza. Sin embargo, que me mire tan de mala manera me cabrea y solo por eso no creo que se merezca una aclaratoria.
Él no tiene el derecho de juzgarme solo porque un hombre me está abrazando.
- La secretaria no estaba y por eso llamé – como no, la incompetente no estaba en su lugar de trabajo cuando es evidente que debería estarlo, ah, y yo probablemente me quede hasta tarde o deba venir el sábado porque ella no es capaz de cumplir con sus tareas ni horarios.
Ya tuve suficiente de esa mujer.
- Ya me encargaré de eso ¿qué necesitas? – estoy de muy mal humor, es impresionante como una sola persona puede alterar tanto a alguien. En este caso son dos.
- Quería preguntar sobre los casos de infiltración, si no es molestia también me gustaría ver los planos del edificio para poder estudiar las entradas y salidas – habla utilizando palabras formales, pero con un tono tan áspero que combinado a mi estado de ánimo podría hacerme explotar.
¿Si odia tanto este trabajo por qué siquiera fue a la entrevista? ¿o solo es naturalmente un imbécil antipático?
- Puedes hablar con Rodrigo, probablemente estará en planta baja en la oficina de seguridad o en recepción coqueteando con Andreina, él te dará todo lo que necesites – hago un gesto con la mano esperando que se marche, no quiero ver por más tiempo su cara de mala leche.
Ni lo conozco y puedo sentir como juzga hasta mi manera de pestañear. Pero me obligo a relajarme un poco, se lo prometí a Josh, le daré un tiempo de prueba.
- Princesita ¿Quién es Rodrigo y Aurora? – no sé si Aaron también siente como ese hombre me ataca mentalmente, pero me aprieta más entre sus brazos y me habla con la dulzura que usamos usualmente en privado.
- Amor, es Andreina, y ellos son el encargado de seguridad del edificio y ella la jefa de recepción – le hablo con el mismo dulce que aplicó. Pero logra sorprenderme cuando me suelta rápidamente para darme la vuelta en la silla y verme con los ojos abiertos como platos.
- ¿El caliente de uniforme y la sabrosita estricta están juntos? – y como solo uno de mis chicos es capaz de hacer, con una sola frase me hace olvidar todo el enojo anterior y me hace soltar una gran carcajada.
- ¿Caliente de uniforme y sabrosita estricta? – pregunto entre risas sin poder creer que haya inventado esos sobrenombres cuando parecen más algo que saldría de la mente de Alessandro o uno de los hermanos Carter.
- En una ocasión hablando con Ale me comentó sobre ella, al parecer una de las empleadas lo tropezó y Andreina lo notó, la regañó muy fuerte, tanto que la pobre lloró y él tuvo que calmar las aguas, entonces dijo que ella es una estricta sabrosita, ya sabes, porque es muy atractiva, pero da miedo – podría ofenderme un poco por la palabra que utilizó para referirse al físico de esa mujer, pero estamos hablando de Alessandro Mills, un hombre que nunca se va por las palabras usuales, sino que le encanta crear polémica usando unas más, coloridas.
Le divierten los debates y jugar con la paciencia y la sensibilidad de las personas, en pocas palabras, es la pesadilla personificada de alguien con opiniones extremas.
- ¿Y qué pasa con el caliente de uniforme?
- No hay nada más que agregar, esas dos palabras ya hablan solas ¿no lo has visto? – asiento suavemente porque tiene razón, ambos son atractivos.
- Disculpe – volteo nuevamente al hombre cuya presencia había casi olvidado.
- Ah, disculpa me distraje, puedes bajar y preguntar en recepción por Rodrigo, no hay otro más que él – con mejor humor gracias a mi rubio favorito, le sonrío ignorando por completo su mala cara.
- ¿No necesito autorización para obtener esa información? – bueno, al parecer no entendió que le di una tarjeta con acceso completo y que eso significa que puede ir a donde le plazca con solo enseñarla.
- Solo enseñas tu tarjeta y es más que suficiente, eso hacen las de acceso completo.
- ¿La completa? – Aaron vuelve a emplear ese tono incrédulo, pero esta vez sí tiene más motivos; conociéndome, es extraño que le dé a un desconocido tal confianza, pero eso es tema para después.
- Sí, la completa – le respondo con paciencia y cariño, tal y como si fuese un niño pequeño preguntando lo mismo por quinta vez – Con esa tienes acceso a más cosas de las que Rodrigo, no te preocupes, tu solo le pides lo que necesitas – no sé qué le habrán dicho o pensará al respecto, pero su gesto ahora además de juzgarme, me analiza como si fuese un enigma.
Soy una mujer, no un rompecabezas. No sé si es algo natural en él o simplemente tiene algo que no me agrada, pero no creo que logre convivir gratamente con él por mucho tiempo, de hecho, veo difícil que lleguemos en paz al mes cuando este es nuestro primer día y ya parece odiarme, mientras que yo estoy empezando a irritarme con su cara de culo.
No he sido una mala jefa, creo que he sido amable, bueno, tampoco ha sido un buen día y he estado estresada por todo el asunto de la asistente incompetente, pero aun así no he sido grosera, creo.
- Con permiso, si necesita algo no dude en llamar – asiento y eso es todo lo que necesita para salir de la oficina como si lo estuviese persiguiendo el diablo.
¿Si soy una mala jefa y por eso todos los que han trabajado a mi lado han terminado huyendo, traicionándome o saboteándome?
El único que ha sabido seguir mi paso es Aaron, pero la diferencia es que él es mi socio, mi igual. Yo tengo la mayor parte de las acciones, pero esto no sería lo que es sin su ayuda y es quien toma las decisiones junto conmigo.
- ¿Soy una mala jefa? – le pregunto seriamente a mi dulce rubio después de mi pequeña reflexión, y es que no le veo la lógica a todo esto, es decir, he intentado ser amable, pero quizás no les agrado naturalmente, quizás después de todo mi actitud si es muy prepotente. Sí, eso debe ser – Soy muy d*******e ¿cierto? Y por eso no consigo a alguien que trabaje a mi lado, no consigo agradarles por mi prepotencia.
Seguro es eso, quizás a veces me excedo con mi confianza.
- No ¿qué dices? – me mira con extrañeza, pero le quita importancia a la pregunta - ¿Cómo es que él tiene la de acceso completo? – estoy muy ocupada pensando en mis actitudes anteriores como para prestarle real atención, por lo que respondo de manera escueta.
- Sí, yo la pedí para él – reconozco que, con esta chica, Lara, he sido algo odiosa, pero es que desde el primer día ha sido algo torpe y eso es algo que altera mis nervios, me gusta que las cosas se hagan bien y siento que ella siquiera hace un esfuerzo.
>> Creo que eso es lo que pasa, sí, estoy segura, soy prepotente y por eso no consigo un asistente que valga la pena, mis actitudes les disgusta y se marchan y buscan joderme como alguna especie de venganza – ahora es él quien responde sin prestar realmente atención.
- No, solo has tenido mala suerte, pero la próxima vez yo te ayudare. Como sea ¿por qué le conseguiste una completa a este adonis? – me río un poco de sus palabras.
- ¿Qué clase de elogio es “adonis”? ¿Qué libro de romance te comiste? Porque debo decirte que es malo.
- Fue lo primero que se me vino a la cabeza, dios llegó de segundo, ahora, dime ¿por qué?
- Porque es mi guardaespaldas, pensé que estaría bien que él tuviese una, siempre estará conmigo después de todo – me encojo de hombros, pero él parece ver algo que yo no.
- Esa tarjeta solo la tenemos tu y yo, nunca se la quisiste ofrecer a nadie sin importar qué, ninguno de tus asistentes o los míos la tuvieron, ni el caliente de uniforme y es el jefe de seguridad del edificio – bueno, si soy muy recelosa y es que he sufrido suficientes traiciones como para ser así de quisquillosa; pero sinceramente no tengo una respuesta concreta a su incógnita.
- Josh tiene una – señalo, pero él no deja de dirigirme esa mirada, buscando el dizque verdadero motivo por el que lo hice.
>> Supongo que él me dio esta confianza – me encojo de hombros, pero solo me basta con su gesto para saber que eso no es suficiente – En realidad no lo sé y hasta ahora que insistes con eso no lo pensé tan a fondo… Supongo que tiene algo que me dice que puedo confiar en él – y si hay algo en lo que confío cien por ciento es en mi instinto; no me ha fallado jamás, solo que he tomado la errónea decisión de no escucharla.
- Parece odiarte – supongo, pero quien sabe realmente lo que pasa por la cabeza de ese hombre y el motivo detrás de su cara de culo. Mientras mi sexto sentido me diga que confíe en él, lo haré hasta que me cansé de sus actitudes.