Estoy tan emocionada, no puedo creer lo que está pasando, es decir, si lo puedo creer porque me esforcé muchísimo por esto, pero aun así es grandioso. Con una gran sonrisa entro a la oficina, ignorando a todo el que se me queda viendo y me detengo cuando finalmente tengo al frente a Aaron con una sonrisa tan grande como la mía. Y como no si todo esto también es gracias a él y su asombrosa visión. - ¡Lo logramos! – chilla y es lo que necesito para saltar un par de veces en mi lugar antes de lanzarme a sus brazos y dejar que me dé vueltas. Me marearé, pero ahora no es momento para dramas de salud y lo débil que puede ser mi cuerpo. - ¡Oh por afrodita! – chillo sacándole otra carcajada por la mención a la diosa cuyo nombre utilizamos para la marca. - ¿Qué pasa? – Tanya entra con una carpe