Sin que la sonrisa abandone mi rostro, comienzo a comer lo que la linda adolescente nos trajo hace unos pocos minutos. Para que mentir, está delicioso y me extraña que no sea más vistoso o haya más personas considerando que el sabor es bueno. - ¿Creen que estas personas hagan entregas a domicilio? – pregunta Aaron comiendo felizmente lo que se pidió. Una enorme tartaleta de fresa y además un plato de desayuno americano. Es gordito de corazón, pero también amante del gimnasio. Y de su entrenador, una pena que el tipo haya resultado hetero e imposible de conseguir para él, pero dice que no tiene problemas en seguir con él y deleitarse la vistas mientras hace agonizar a su cuerpo quemando todas sus adoradas grasas. - Yo tengo otra duda ¿cómo conoces este lugar? – pregunto lentamente hacia