En algún momento llegamos a mi habitación; me tomo en sus fuertes brazos y sin separarse de mí, nos subió con una coordinación increíble, nos acostó en la cama y hemos estado ahí desde hace unos diez minutos, solo besándonos, a veces con fiereza, otras con delicadeza y ternura. Es todo un sube y baja de emociones en el que estaría feliz de montarme diez veces al día o hasta más. Sin embargo, si me extraña que no haya ido a más allá de unos leves apretones en mi cintura y cadera. Sé que dije que me gustaría que no llegáramos a más sin antes tener en claro lo que pasa entre nosotros, pero por supuesto que no me disgustaría que terminara con el trabajo. - Venus – murmura entre mis labios cuando nos volvemos a separar en busca de aire y solo nos quedamos así, con las respiraciones agitadas