Llevo las manos a la cabeza para intentar, de alguna manera, frenar el dolor que la invade, pero parece que no hay manera en la que lo logre. Nunca un lanzamiento había sido tan agotador y apenas llevamos unos cinco de esta magnitud. - Señorita Harlow – y luego está mi delicioso hombre de la guerra tratándome distante desde que le dije que no podríamos hacer pública nuestra relación por los momentos. Mi gran hombre no es un príncipe azul perfecto y no deja de recordármelo. - Dime Venus. - Señorita, no creo adecuado que… - levanto la vista a sus ojos y lo miro con decisión, él también lo hace, pero ahora estoy mucho más frustrada e irritada que él. - Trátame de tu – suspira después de un par de segundos, cediendo, pero después señala con la mirada al hombre a un par de metros a nuestra
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