Sintió suaves besos en todo su rostro, que siguieron por su cuello y más abajo, sus pezones se pusieron duros, en cuanto sintieron esa boca y esa lengua que tan buena era haciendo cualquier cosa, por instinto llevó sus manos al cabello de Andrew. —Despierta dormilona, que tenemos que irnos. —Mmm — dijo apenas en un susurro Kae, cuando Andrew volvió a llevarse el pecho derecho a la boca — Ahh… —Eres exquisita cariño, te juro que te haría el amor ahora mismo. —No me molestaría — dijo con voz ronca por estar recién levantada y excitada. Andrew gruñó al oírla. —No me hagas esto cariño, debemos irnos, y si te hago mía ahora no saldremos, y mi sorpresa se irá a la mierda. — Kaelyn abrió los ojos, y vio que el sol no había salido aún, por lo que frunció el ceño. —¿Qué hora se supone q