Jemima.
—Buenos días.
—Buenos días. —Federico baja la cabeza mirando su celular, dentro mío sonrío porque ahora se hace el vergonzoso.
—Ya estoy lista Matías, podemos irnos.
—Si. —salimos juntos afuera, decido usar el auto que tiene la silla de Kezi aunque no la llevo, me abre la puerta de atrás diciéndome que quiere que vaya atrás del auto, me subo en silencio—. Mi hombre ya esta en mancha con lo que me pidió señorita.
—Necesito que me mande los detalles del banco así le deposito.
—Después se lo paso.
—Sabes una cosa, no tengo tu número de teléfono, dámelo así lo tengo.
—Si, —anoto su número y asiento pensando.
—¿Y todavía no te reporta nada?:
—Solo que fue a trabajar.
—Bien, ahí no creo que la engañe a no ser que sea gay, pero a la salida hay que vigilarlo, siempre creí que le mentia a Sefo con los horarios de salida.
—Entonces le digo que preste mas atención en ese sentido.
—Si, igual que lo vigile, solo por esta semana, mas que nada el fin de semana, por ejemplo el sábado Sefo lo llamó para que venga a casa a comer y le dijo que iba a ir a jugar al fútbol.
—Puede que sea real.
—Noooo. —me inclino en medio de los asientos así lo veo de cerca—. Las veces que ha jugado con mis hermanos no sabe ni correr, es un estúpido.
—Disculpe que lo diga pero creo que usted quiere encontrar algo que no hay.
—Dile a tu hombre que siga buscando y vas a ver que tengo razón, y ahí voy a ganar.
—¿Ganar?. —me mira frunciendo las cejas.
—Si, ganar, yo voy a ganar si lo encuentran con algo sino tu ganas.
—Jamás creí que esto era una apuesta.
—Bueno, si quieres puede ser una, aprovechemos el momento para divertirnos.
—Bien, entro defendiendo al muchacho.
—Bien, si yo gano me das lo que yo te pida, si tu ganas te doy lo que me pidas.
—¿Tienes dinero como pagar lo que pida?.
—¿Qué si tengo? Mis abuelos me regalaron una pequeña fortuna cuando cumplí los dieciocho, y mi papá me pasa una mantención para sustentar mis gastos con los de mi hija, puedo pagar lo que sea que pidas.
—Bien, entonces entro.
—¿Tu puedes pagar?.
—Yo creo que si, a no ser que pidas un terreno en la luna, creo que ahí quedaría en banca rota.
—¿En la luna? ¿Quién es la estúpida que pide la luna?. —lo miro como si estuviera loco—. Yo pido no sé, un helado, un salida a caminar, cosas simples.
—Eso es porque ya lo tienes todo.
—Puede ser, no lo había visto de ese lado.
Me paso la mañana rogando a Dios que el idiota de Jonás engañe a mi hermana asi ella es libre para poder seguir viéndose con Federico, porque no tiene las agallas para decirle que no lo quiere, en el momento de hablar con gente que no tenga nada que ver con quién debe aclarar las cosas tiene las agallas después ya no, por eso sigue con ese estúpido poco hombre que de los años que están nunca la sacó a cenar, ni le regaló nada por un cumpleaños, pero ella lo llena de regalos.
........
Mañana ya es sábado y voy a tener respuesta por lo de Jonás, estoy ansiosa porque Matias no me ha dicho nada respecto a lo que han investigado, pero mis esperanzas no son menos para que mi hermana al fin quede libre de un noviazgo de porquería.
—Llegamos.
—Si. —mientras baja el carro de Keziah la voy desabrochando de la silla.
—¿Yeamos?.
—Si, ya llegamos. —me abre la puerta estirando las manos pidiéndome a mi hija que se la paso con total confianza, pero queda de pie con ella en brazos.
—No tengo idea de como acomodarla.
—¿Quieres que te enseñe?.
—Si por favor. —la subo al carro acomodándole las piernas y la ropa, como hace un poco de frio ya le pongo busitos.
—¿Entendiste?.
—Si, lo capte gracias. —me dan ganas de reir porque siento que lo toma como una misión de táctica o algo por el estilo.
—¿Estas comoda amor?.
—Si.
—Bien, vamos entonces. —camina un poco mas atrás mío mientras entramos al shopping, paro en seco la caminata mirándolo.
—¿Pasa algo?.
—No quiero que camines detrás mío, me pones incómoda.
—Si cree que la miro no es así.
—No pensaba eso.
—Fue lo primero que se me ocurrió, es que por detrás puedo cuidarla mejor.
—Quiero que vengas a mi lado, las personas van a pensar que me acosas y yo voy incómoda donde no puedo hablarte, me gusta hablar por si no te diste cuenta. —comenzamos a caminar uno al lado del otro.
—No me di cuenta sino no lo hacía.
—Bien, ya lo sabes, ven a mi lado por favor. —va con tranquilidad pero la vista se le va para todos lados—. Mira, pasemos acá primero. —miro ropita para Kezi porque aunque salga a comprar un lápiz debo llevarle algo a mi hija—. ¿Qué piensas de esto Mati?.
—Emmm, —mira el tapado que tengo en las manos.
—La otra semana tenemos una vigilia y quiero que vaya bien linda.
—¿Vigilia?.
—Si, en la iglesia. —la saco del carro parándola así le mido la ropa—. ¿Te gusta hija?.
—Si, helmoso.
—Eso es porque tu eres hermosa.
Vine por muchas razones de compras, debo comenzar a comprarle ropa de abrigo a mi hija, en unos días es el cumpleaños de Marcelo y quiero comprarle algo lindo, y porque en un mes es el tercer cumpleaños de mi hija, ya estamos preparando las cosas, menos mal que tengo muchos hermanos que me da una mano terrible con todo lo que se me ocurre, mi hija ahora es fanática de los perritos así que de eso vamos a hacerle, el día de su cumple vamos a hacer algo entre nosotros, obvio que mi abue va a ir, pero el día después la gran fiesta.
—Desayunemos algo, me muero de hambre. -—me da risa que empuja el carro porque mi hija va caminando y voy vigilándola—. Hija, vamos a comer algo, una lechita mmm.
—Mmmm que iko. —cuando nos sentamos Keziah comienza a revisar mis pechos—. Tetita mami.
—No Kezi, ya dejaste de tomar teti.
—Pol faol, tetita. —suspiro tirando la cabeza hacia atrás, saco mi pecho a ver si saca algo porque hace un mes mas o menos que le dejé de dar.
—No sé si tengo leche Keziah. —lo miro que mira a otro lado con una mano en la cara como diciéndose que no quiere ver, miro hacia abajo donde Kezi deja mi pecho enojada—. ¿No hay leche?.
—No. —me suena el teléfono asustándome.
—Sefo.
—¿Están en el shopping?.
—Si, estamos en el café de abajo.
—Ahí los veo. —me giro viéndolos venir, Sefo saluda a Matías con un beso en la mejilla y después se sienta a mi lado alzando a Keziah—. Siéntate Federico.
—Si. —me mira incómodo—. ¿Cómo está Jemima?.
—Bien gracias, ¿y tu?.
—Bien. —la miro a mi hermana que tiene cara de feliz cumpleaños—. Sabes que esta loca quiere pecho de nuevo.
—¿Estas loca Kezi? Si ya no tomas mas, la abu dijo que era caca.
—No, caca no waaaa. —Matías de la nada se para, lo quedo mirando como va por una silla de bebés, la pone en la punta en donde queda en medio mío y de él, se la saca de los brazos sentándola—. Gacias.
—De nada preciosa, así vas a estar mas comoda.
—Le estas agarrando la mano. —cuando traen las cosas para comer la mesa queda sin espacio para nada—. La gente debe creer que estamos re pasados.
—Y si que lo estamos, Kezi, pide la bendición hija. —los dos quedan con la tostada en camino de morder, mi hija junta sus manitos cerrando los ojos con fuerza.
—Gacias ios pol pomia, amo montón, amen.
—Amen.
—Gos a ios.
—Amen, Gloria a Dios. —decimos con Sefo, ahora si, desesperada me hago una tostada.
—Me quiero comprar un vestido para la vigilia.
—Pensé que ibas a pedir que te lo haga, mamá me lo pidió pero aun no logro terminarlo, estoy con muchas cosas.
—Si, lo entiendo por eso no te decía. —me sale una sonrisa al ver como Matías le da un poco de la torta que se eligió a mi hija.
—Mmm que iko.
—¿Quieres mas preciosa?.
—Si, a convio. —le da un poco de su bizcocho que el come asintiendo—. ¿Guto?.
—Mas delicioso imposible. —después de comer vamos a seguir mirando, esta vez van detrás nuestro los dos.
—Quiero pedirte un favor.
—¿Van a volver a verse?.
—Si, pero quiero que digamos que es un evento, seguro vas a tener que decirle a Matías.
—Bien, dime bien tu plan así sé qué decir y después hablo con Matías, de última nos vamos a comer.
—Bien.
*****
Matías.
Van caminando delante de nosotros mientras hablan y miran cada vidriera que hay, yo cuando me compro ropa voy a un solo lugar, no entro a cada local a ver que hay, esto es de lo que hablaba conmigo mismo, no creo soportarlo mas de un año, me hago mentalmente un mapa en donde digo que esto es parte de una misión casi imposible pero que debo ganar. Miro a Federico que no deja de ver a su jovencita, las miro intentando de ver lo que él ve para que este tan estúpido, si, son hermosas, jodidamente hermosas las dos, son altas, deben medir uno ochenta fácil, tienen buen cuerpo, las dos tienen una cintura pequeña, no tienen mucho pecho pero si unos culazos del demonio, unas piernas largas terribles, Sefora está con una pollerita de jean blanca con corazones rojos, zapatillas deportivas rosas y una remera blanca, Jemima con un jean que le resalta la cintura y una remera manga corta verde y corta porque le llega por debajo de los pechos mostrando un poco de vientre, si, son hermosas, pero muy jóvenes, demasiado jóvenes, soy hombre y sé que la mujer que esta bajo mi cuidado es un espectáculo, Jemima es la mujer que cualquier hombre desearía tener en su cama debajo de él, pero soy mucho mayor, no logro verla con otros ojos y espero no hacerlo nunca.
—¿Mañana me harías un favor?.
—¿De qué va?. —están dentro de una tienda de ropa interior.
—Nos queremos ver con Sefora, y debe salir con uno de sus hermanos, Jemima la acompaña pero deben salir con seguridad.
—¿Quieres que quede con Jemima mientras con Sefora la pasan de maravilla?.
—Si, básicamente si.
—Me la debes, había quedado con una mujer que conocí.
—Gracias amigo, y perdón. —miro el identificador del celular cuando me suena, es Michel.
—Michel.
—Hola, llamaba para saber como esta mi hija y mi nieta.
—Estan bien, ahora están en una tienda de ropa intima, estoy afuera esperando.
—Bien, ¿todo en orden? ¿Mi nieta se comporta? Perdón por preguntar estas cosas es que mi hija me dice que todo esta bien.
—La verdad que está todo bien, Keziah se ha estado comportando muy bien.
—Bien, mándame mensaje por favor, mis hijas dicen que soy muy absorvente.
—No se haga problema yo le escribo. —corto apuntando el teléfono—. Cuando este tipo se entere que te agarras a su hija, eres hombre muerto. —su celular suena y lo debe llamar a él para preguntar por su hija.
—Michel. —miro dentro viendo a Keziah que sale corriendo de la tienda, la agarro en brazos justo cuando Jemima salía a buscarla.
—¿A dónde ibas?.
—A contio. —me envuelve por el cuello con fuerza, la miro Jemima con los ojos gigante pero ella sonríe—. A olmil a upita.
—¿La agarro?.
—Si quieres la sostengo.
—¿De verdad?.
—Si, así miras tranquila.
—Bien. —se friega las manos asintiendo—. Cualquier cosa me llamas, aunque ya casi salimos. —la agarro como puedo recordando a otros hombres que agarran a sus hijos, miro a Federico que corta la llamada.
—Te queda bien la nena.
—Deja de decir estupideces, la madre es una nena.
—Ya basta de decirlo, sé que esta mal, lo sé no creas que no, pero me puede, yo... —se friega la cabeza desesperado—. Me tiene a sus pies amigo, no entiendo como ni en qué momento pasó pero pasó, ya no puedo controlarlo.
—Solo ten cuidado amigo, solo eso.
Con Keziah dormida en mis brazos seguimos mirando un par de lugares los tres solos ya que Sefora debía ir a una clase mas que le quedaba de la escuela, aunque creo que mi amigo quería intimidad mas que llevarla al colegio porque estaba como loco mirándola moverle el culo en la cara, porque si, la jovencita sabe que lo tiene loco entonces se dedicaba a pavonearse delante de él que parecía que le iba a dar un infarto en cualquier momento.
.........
Como un tremendo idiota manejo hacia la casa de Federico a dejarlo junto a Sefora, espero que cuando quiera un favor ni siquiera respire antes de decirme que si, no soy de reclamar estas cosas, pero al fin había conseguido una mujer para tener sexo, la verdulera de la esquina de mi casa se ofreció muy amablemente y tenia que ir a verla hoy, pero acá estoy, dejando a mi amigo calentón en su casa junto a una jovencita con la que se ven a escondidas.
—Espera que me paso adelante. —se baja dejando a Keziah en su asiento, se dan un abrazo con la hermana y ahí se sube adelante—. Me resulta incómodo ir atrás.
—Esta bien, pero deberías ir atrás por protocolo. —la miro asintiendo—. ¿Qué hacemos?.
—Si quieres podemos ir a tu casa, supongo que tenias trabajo.
—¿Trabajo?. —arranco o mi amigo va a pensar que vamos a espiarlos.
—¿Tenías cosas que hacer?.
—¿Por qué la pregunta?:
—Porque estas un poco quisquilloso. —me friego los labios pensando en esa mujer que a esta hora ya la tendría desnuda y guiando mi polla dura a su entrada—. Perdón si tenías una cita.
—Si, tenía una cita pero ya esta, —doblo yendo para el centro de la ciudad, la miro de reojo que mira hacia afuera.
—Tengo una idea, déjame ahí en el restorán de pastas y ve por tu chica, si la llamas pidiendo disculpas yo creo que puedes solucionarlo. —no digo nada, ni siquiera lo pienso el llamarla, voy al restorán que me dijo bajando—. Gracias, ya puedes ir, le digo a mi hermana que vengan por mi.
—Yo estoy a cargo de tu seguridad junto con la de tu hija, y no me voy a ir a ningún lado, ya estoy aca. —comemos en silencio, nadie habla, ni siquiera Keziah habla como es costumbre, cuando paga nos vamos al auto, llevo Keziah en brazos, la subo a su silla viendo como Jemima se sube a su lado en silencio—. ¿Qué hacemos ahora?.
—La verdad que ni idea porque Sefo no me escribió. —golpeteo el volante mirando al frente—. Puedes llevarme donde mi prima, —la miro por el espejo—. Vive en el centro, en el edificio de la familia. —no hago nada, sigo mirándola por el espejo—. Matías, ¿me llevas dónde mi prima?.
—¿Y su hermana? ¿Y este auto?. —parece entender lo que digo—. No puedo dejarla ahí, mi auto esta en su casa y si me voy a mi casa me voy a dormir y no voy a buscar a nadie en ningún lado, así que hagamos otra cosa.
—Pero es tarde, no hay nada abierto como para hacer tiempo.
—¿No iban a una exposición?.
—Aaaa cierto, tengo las entradas acá, vamos ahí.
—Bien. —me pasa una invitación para que vea la dirección.
—Ni lo había pensando, mi mamá me va a pedir fotos para que vea que estuvimos ahí.
—No es de mi incumbencia pero desconfían mucho de ustedes.
—No sé si desconfiar, pero en una sola salida que tuve me embaracé por borracha y ahora temen que lo haga de nuevo. —en el lugar voy con Keziah en brazos mirando todo lo que Jemima me muestra y explica—. Si te cansas me la pasas.
—Estoy bien. —ahora entiendo porque la ropa casi de gala con la que vino, se supone que venían a un lugar prestigioso.
—¿Vamos a tomar algo?. —vamos a la barra, pide tres jugos—. Es un poco aburrido.
—La verdad que es interesante, nunca había venido a un lugar de este estilo.
—Muy interesante la verdad, ver a tanta gente falsa, tanta gente siendo falsos.
—Lo mas interesante de todo es esa parte. —siento a Keziah en mi pierna, pero de inmediato acomoda su carita en mi pecho.
—Mi hija te ama. —sin proponérmelo sonrío mirándola—. De verdad que te pido perdón, deberías estar con tu novia en vez de siendo niñero en un lugar de mierda.
—Ya deja eso Jemima, no te preocupes.
—No digas eso, la próxima vez que tengas una cita me dices y no te molesto, lo que menos quiero es que descuides tu vida intima, a fin de cuentas este trabajo no te da una vida, tu la tienes ahí afuera y debe ser personal. —asiento tomando el jugo sin mirarla—. Así que ya sabes, me avisas y quedo no sé, con mis primos y que Sefo me pase a dejar y ya, ellos no van a abrir la boca.
—Lo voy a tener en cuenta gracias.
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