Una vez más Nicole dejó a Sara en la entrada de la habitación. Ella estaba por entrar, hasta que sintió que la tomaron de la mano y la guiaron a sentarse. La venda en los ojos no le permitía ver más allá, pero de inmediato percibió su aroma a menta fresca y supo que era el señor X. - Sara. – dijo con su voz ronca y profunda. - ¿Te encuentras bien? - ¿A qué se refiere con su pregunta? – preguntó ella sosteniendo sus manos frías. - A tus emociones, enfrentarte a esos desalmados debió abrir una herida. - Todo lo contrario, señor X, demostré que fui valiente y era algo que necesitaba hacerlo, necesitaba dejarlos en su lugar. El señor X estiró sus labios y por primera vez se atrevió a besar la frente de Sara, haciendo que ella se sintiera extraña, pero a la vez querida. - Fuiste muy