Cuando Alexis llegó a la empresa, notó el escritorio vacío donde se suponía que debería estar su asistente. No le dijo nada a la secretaria y entró en silencio. Ella lo vio y cuando quiso alcanzarlo para darle el recado de Cristian, fue tarde, pues las puertas se cerraron de golpe.
Alexis tenía demasiado trabajo, tanto que la jaqueca empezaba a florecer. Se molestó aún más al observar por segunda vez la oficina de su asistente vacía. No sabía si esa molestia era por la irresponsabilidad de Ashley o porque quería verla.
Horas más tarde llegó su mejor amigo Cristian.
- Señor Johnson. - dijo la secretaria al verlo. - No he podido darle su recado al señor Smith.
- Descuida Mariela, lo haré yo mismo. - dijo y fue donde Alexis.
Entró en su oficina, tomó asiento y pudo apreciar que Alexis estaba molesto.
- Cambia ese humor, hombre – dijo en tono de burla.
Alexis levantó su mirada y bajó la tapa de la laptop, necesitaba conversar con alguien y Cristian era el indicado.
- Estoy con algo de trabajo – su voz se oía cansada – ¿A qué has venido? - preguntó topándose los ojos.
Cristian cruzó sus piernas y le dijo.
- Sólo he venido para informarte que tu asistente hoy no se presentará – Alexis apretó sus puños al escucharlo ¿lo hacía por qué estaba molesto o por qué su amigo la conocía? No lo sabía – Sus costillas están rotas y tuve que llevarla al hospital.
- ¿Qué le pasó? – dijo despreocupado.
- Dijo que se ha caído cuando se bañaba, pero no le he creído ninguna palabra, esos moretones eran de otra cosa.
Primer día de trabajo y resulta que está enferma, pero por otro lado ¿A qué se debía las costillas rotas? Se preguntó una y otra vez, miró a su amigo y le preguntó.
- ¿Desde cuándo la conoces?
- Desde ayer, subimos en el elevador y tuve el placer de conocerla y hoy volvimos a coincidir en el mismo elevador, es muy hermosa, aunque no sonría – Cristian hizo una pequeña pausa y continuó - Puedo hacerte una pregunta.
- Adelante.
- ¿Por qué la has contratado? Ella no cumple los estándares de belleza que tanto exiges, no usa mucho maquillaje, la ropa que usa siempre está por debajo de la rodilla, sus camisas son de manga larga y sus tacos son bajos ¿Qué fue lo que te motivó a darle el empleo?
- Tengo mis razones – respondió Alexis de forma seria.
- Ten mucho cuidado con ella, se ve que no es fácil. Hoy cuando la fui a dejarla a su departamento, traté de despedirme con un beso en la mejilla, pero ella se negó y de forma rápida me dio su mano – Alexis apretó su mandíbula al escuchar que su amigo fue a dejarla, pero lo disimuló - Si me molesté un poco por su actitud, pero tiene que tener sus motivos.
- ¿Eso era todo? – dijo mientras prendía su laptop, dando fin a la conversación.
- Si eso era todo – Cristian conocía muy bien a su amigo y el hecho de volver a la laptop era que ya no quería hablar, se había molestado por algo o por alguien. Se puso de pie y estando a punto de salir volvió a decir – Le he dicho que, sino se siente bien trabajando contigo, podría trabajar para mí.
Alexis levantó su mirada y no dijo nada, su amigo entendió y se marchó para su oficina.
La noche cayó, Alexis se dio cuenta de la hora y salió algo tarde de la empresa, el trabajo se le había acumulado y necesitaba terminarlo ya.
Llegó a su departamento cerca de las 11 p.m. se dirigió a su bar privado y sirvió algo de whisky. El sabor le recordaba al beso de Ashley cuando sus labios se unieron en aquel baile. Decidió llevar la botella hasta la habitación, vio su cama y le pareció ver la imagen de la chica totalmente desnuda y con una gran sonrisa en su rostro. Se recostó y olfateó las sábanas, todavía tenían el aroma de Ashley, después de dos años. Su aroma seguía impregnado en las suaves mantas.
Había ordenado al personal que sólo usaran esas sabanas para su cama, no quería otras que no fueran esas, ellos obedecieron la orden.
Pasó la mano donde estaba la silueta de la mujer y se hundió en ella. Se recompuso y tomó asiento al final de la cama, su botella todavía estaba llena. Tomó un trago y se dirigió a otra habitación que era totalmente privada, donde el personal de limpieza le era prohibido entrar. Los únicos que entraban en esa habitación era la cocinera Ana, su chofer el señor John y él. No confiaba en nadie que no fuera ellos, también estaba su mejor amigo Cristian, en las tres únicas personas que podía confiar.
Sacó la llave y abrió la puerta. El cuarto estaba en completa oscuridad, con sus palmas pudo localizar el encendedor y prendió la luz. Caminó hasta la cama, se recostó en ella, miró el techo, en dicho techo estaba plasmado la imagen de una joven mujer sonriendo de forma dulce, a un lado de ella estaba él, abrazándola como si no hubiera un mañana.
Se lamentaba no poder recordar su pasado, no poder recordarla a ella, a la persona que había amado un día con tanta pasión y sobretodo no recordar aquel fatal accidente donde su novia perdió la vida en el auto que él manejaba. Lo único que tenía eran fotos, donde ambos sonreían. Lo más atrapante de esa imagen, eran los enormes ojos grises de ella y esa sonrisa perfecta.
Su amigo fue su único apoyo, estuvo en cada momento y le recordaba sus aventuras de niño. Sus padres trataron de ayudarlo y entenderlo, pero no podía confiar en ellos. Su novia no tuvo muy buena relación con ellos y eso, hacía que sintiera cierta desconfianza. Tenía una hermana mayor, la amaba, pero no podía confiar en ella, todavía no. El resto de su familia trató de confundirlo cuando perdió la memoria. Muchos tíos y primos trataron de arrebatarle su empresa, se enteró de ello y se levantó con fuerza.
Ana, John y Cristian fueron quien lo ayudaron a levantarse, no recordaba su pasado, pero se dedicó por completo a formar sus propios recuerdos.
También mantenía investigando el accidente, algo no concordaba, John se encargaba de ello y le informaba conforme iba avanzando la investigación.
La sonrisa de esa mujer le recordaba a Ashley, dulce cuando la conoció, parecía un cachorro indefenso, pero ese mismo cachorro había sacado sus garras, pues su actitud cambió de forma drástica. Se quedó dormido apreciando la foto en el techo y recordando a Ashley al mismo tiempo.