Acaricio el tocador rústico del dormitorio, fascinándome con la textura y todavía sin acabar de creer lo que ocurre ahora mismo. ¿Será que Evan aceptó que lo acompañase para demostrarme que entre él y Jessica no existe nada más que amistad? Porque ese vínculo me ha quedado claro y ahora que lo pienso es normal, él tiene una vida hecha a la que sólo le ha agregado una persona: yo. Suspiro, desechando cualquier idea por buena o mala que sea, para tratar de concentrarme en el momento exacto. Alzo los ojos, curioseando en el techo de poderosas vigas de madera que se entrelazan para sostener los cimientos, me llama la atención el punto más alto (donde debe estar la unión entre los techos inclinados), al querer ver mejor, termino girando sobre mi propio eje un par de veces. —Creo que le gust