Doy unos pasos al frente, sintiéndome tremendamente pequeña en comparación con su imponente estatura. No estoy segura si es el sonoro portazo, o la inesperada presencia de Jessica en el salón lo que me pasma en mi sitio. El aliento se me escapa de golpe junto con los colores del rostro. Automáticamente, siento la necesidad de apartar la mirada, avergonzada por algún motivo por mi triste aspecto en comparación al suyo, despampanante y elegante. Retrocedo un paso aunque no llego a huir porque Evan me sujeta por el brazo con firmeza, pese a que su empuje luego se torna suave al incitarme a encaminarme rumbo a las escaleras. La turbación es demasiada como para que logre articular media palabra, así que solamente miro por entre la pantalla de cabello a Jessica devolverme el gesto, aunque el