Noviembre transcurrió mucho más rápido de lo que me hubiese gustado. Se desvaneció como arena entre los dedos, tan rápido, que todavía no me hago a la idea de que el penúltimo semestre de medicina esté a punto de terminar. Ha sido un mes demasiado intenso en comparación con mi vida en general, antes de que aceptara el acuerdo con Evan. Había comenzado con aquella osadía dentro de la limosina y culminaba con mi desfachatado valor para escabullirme a su casa en medio de la noche, excitada por el secreto que debíamos guardar y sacándome los zapatos en cuanto pisaba el corredor que conectaba tanto su habitación como la de Peter. Tampoco es como si fuera un total misterio para él, puesto que Evan inclusive pasó por mí un par de veces, una de las cuales me ví obligada a cruzar frente a la coc