La temperatura ha bajado y no es extraño, dado que pasan de las cinco de la tarde y seguimos en las últimas semanas de invierno. Evan no me llamó y descubrí que mis poderes telepáticos no funcionan, porque de lo contrario, con tanto mirar el celular habría conseguido llamarlo con el pensamiento. No obstante, sé que él está convencido de que es el dueño de mis pensamientos. Me peino el cabello distraídamente, ladeando el teléfono entre mis manos, sin ganas de enterarme qué suena en la radio de Alan. Le entregué las llaves de Neil antes de salir de su departamento porque se me podía olvidar y ya bastante tenía mi hermano rubio con el plantón o tener que esperar a Alan para que se las devolviera. Para mi eterna gratitud, mi amigo me aseguró que le diría a Neil que me fui apenas nos encon