Como supuse, Leilah volvió a buscarme en la pequeña y jodidamente calurosa oficina de la facultad. Sospeché desde un inicio, sus intenciones de querer hablar sobre lo que había presenciado en el estacionamiento, pero no quería tratar ese tema y mucho menos en la facultad, es más, ni siquiera quería hablar con ella. La traté con la misma indiferencia que debía usar en la facultad como su profesor, las sospechas sobre su posible embarazo y su estupidez de correr detrás de mí cada dos segundos, estaba consiguiendo hartarme. Según ella quería “hablar” pero como imaginaba los temas, simplemente le dije que la llamaría cuando tuviese tiempo. Aunque estaba seguro de que volvería a saber de ella pronto, cuando obtuviera los resultados de la prueba de embarazo. Justo después de decir que la lla