Evan Febrero El día que el hermano de Leilah había llegado al apartamento, descubriendo el secreto que con tanto celo habíamos intentado guardar, sospeché que las cosas entre nosotros irían en picada. Y no me equivoqué. Sabía que él tarde o temprano lo descubriría, ya estaba siguiendo nuestros pasos hasta que finalmente se topó con la verdad: su hermana estaba teniendo sexo nada más y nada menos que con su profesor de anatomía. Su rostro desconcertado y su mirada acusadora no hizo más que causarme diversión, empero, sabía que Leilah encontraría la manera de que se quedara callado. De todos modos, ¿no era Peter partícipe de nuestro secreto también? Pese a que no estaba de acuerdo, jamás se le ocurriría delatarme, supongo que el hermano de Leilah sería igual. Lo que no esperaba era l