Capítulo XVIII De vuelta en Turín, le conté por teléfono las novedades a mi amigo D'Aiazzo. Ya estaba al corriente de todo. — Todo lo que te ha contado Tartaglia Fioretti es secreto de sumario. Son cosas que sabía, pero que, claro, no podía contarte: cualquiera que te hubiese informado debía ser denunciado si se descubriera quién es, porque ha violado el secreto del sumario y precisamente Fioretti lo ha hecho, ¿eh? Pero no creo que pase nada: Tiene demasiado poder sobre ciertas personas —Por el tono de su voz, lo imaginé con el rostro serio. Luego debió sonreír y, en tono alegre, me preguntó—: En todo caso, ¿cuándo se publica tu libro? —Muy pronto, y como quien me pidió escribir aquellas poesías no tiene ningún derecho sobre ellas, también se publicarán en el apéndice. —Bien —Y en est