Después de aquel día, aquel mensaje, aquellas llamadas, cada mañana veía el programa de Hugo Gómez, era un buen presentador, a pesar de que daba las noticias de mayor importancia, no se hacía pesado, tenía una voz muy llevadera y familiar que iba muy armonizada con su rostro, su figura, sus gestos, su todo. Ideal para las cámaras, para la televisión o para compartir noticias importantes. Era ese tipo de presentador que todos se detenían a escuchar y creían en su palabra. Apostaba a que las mujeres se levantaban temprano para verlo, porque si yo hacía lo mismo, seguro que miles de mujeres igual. Estuve así mes y medio, hasta que me llamaron de un trabajo de tantas solicitudes que había hecho en los últimos meses. Era algo sencillo y sin complicaciones, por suerte, porque mis experienc